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Con un sol radiante, las nubes no sirvieron de excusa. En el lago del Parc de la Mar se desarrolló ayer la II Regata Solar Illes Balears, una competición de prototipos de embarcaciones impulsadas de forma exclusiva por energía solar, y tripuladas de forma autónoma o remota. La Associació Makers Mallorca es la organizadora de la competición, con el fin de aproximar la tecnología al público general, promover la investigación en energías renovables.

Esta vez fueron diez embarcaciones las que participaron en la regata, que consistía en recorrer el circuito el mayor número de veces posible durante noventa minutos. Una prueba de larga distancia. Podía parecer que hubiese naves mucho más rápidas que otras, pero premiaba la constancia. Si los prototipos de detenían a mitad de camino, o mostraban algún defecto en la navegación, los pilotos se lanzaban al agua en paddle surf para recogerlos y solucionar el error en tierra firme. Se contemplaron dos categorías: Open y Kit. La primera está pensada para los Makers más avezados, que deseen llevar su embarcación a otro nivel con las últimas tecnologías y, la segunda, para incluir a participantes con menos conocimientos técnicos. Finalmente, el ganador de la categoría Kit fue Frederik Hukill, con Driftwood, y la primera posición en la categoría Open se la llevó el equipo de TiDa.

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Quién no entienda de tecnología puede ver como un imposible construir una embarcación solar. Pero los legos en la materia no tuvieron que enfrentarse solos al reto de ensamblar sus naves. Desde el pasado mes de marzo, cada dos sábados, en FabLab Mallorca -situado en el Camp d’en Serralta de Palma- han ofrecido talleres gratuitos, donde se ha guiado a los participantes en la construcción de sus barcos. «Me gusta la tecnología por su aspecto innovador y porque fomenta la creatividad. Durante un mes, con la ayuda del taller, he construido el barco junto a mi padre y mi primo», explicaba el joven competidor Preslav Dimitrov, de once años. La prueba contó también con un grupo de niños ibicencos -Toni y Maria Ramis, Lluc y Pau Costa, y Aitana Colomar-, quienes pilotaron con maestría a Sa Eivissenca. «Lo mejor es construir el barquito y que vengan los amigos a casa», coincidían los críos.

Curiosamente, la competición coincidió con la conmemoración del Día de las Fuerzas Armadas, celebrada al otro lado del lago. Si bien la climatología no entorpeció la prueba, un factor con el que no contaban sus participantes fue el vistoso, y algo inoportuno, simulacro de rescate desde helicóptero del Grupo de Rescate Especial de Intervención en Montaña de la Guardia Civil, el cual arrancó a la misma hora que la regata. De vez en cuando, el helicóptero sobrevolaba a baja altura el circuito de la regata, agitando las mansas aguas del lago. Aunque volcó algún barco, finalmente la competición se desarrolló con normalidad, y la anécdota solo le añadió algo más de exigencia.

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La Regata Solar Illes Balears, que cuenta con el apoyo del Museu Marítim de Mallorca, la Direcció General d’Innovació del GOIB y de la Associació de Veïns de Canamunt, todavía es un evento joven y está dando sus primeros pasos. Sus impulsores aspiran a implicar a los centros educativos y sus docentes en este proyecto, que fomenta la innovación, el desarrollo tecnológico, la eficiencia del diseño y la sostenibilidad. «Queremos llegar a los colegios y escuelas. Cualquier profesor se puede poner en contacto con nosotros. Puede convertirse en una metodología de trabajo para otros cursos. Si aprenden a fabricar las embarcaciones, más adelante pueden hacerlo por su cuenta: podrían desarrollar el proyecto dentro de la asignatura y después presentarse a la competición», apuntan desde la organización.