Los mitos son supuestas verdades que repetimos y transmitimos de generación en generación. No tienen asidero, pero se los ve como irrefutables. Y pocos temas generan tantos mitos y falsas creencias como el sexo, porque, no nos engañemos, la sexualidad es un tabú que siglos después seguimos sin saber manejar. En tiempos de educación sexual y liberación de los cuerpos es necesario tratarlo, estudiarlo y entenderlo sin cortapisas. Esa es la correa transmisora que mueve el montaje Orgasmos 2, un auténtico manual de autoayuda para enfrentarse a los retos de vivir en pareja, que no son pocos. Hablamos con Sam Sánchez, coprotagonista junto a Roger Pera de este montaje dirigido por Óscar Contreras sembrado de humor e ironía, que toma el relevo de Orgasmos, la comedia, un montaje visto por más de 300.000 espectadores en una extenuante gira nacional de más de cinco años. Trui Teatre lo recibe este viernes, a las 21.00
¿Qué propone ‘Orgasmos 2'?
Hacemos nuevos gags y nuevas escenas de lo que fue Orgasmos 1, es una actualización del primer espectáculo en la que hacemos hincapié en la diferencia entre hombre y mujer y en el orgasmo femenino, rompemos ese tabú hablando de los cuatro tipos de orgasmos femeninos que pueden experimentarse.
¿El sexo es aún un tema tabú?
Sí, ahora se está empezando a hablar de sexo con libertad pero sigue siendo tabú incluso decir palabras como orgasmo o eyacular. Con esta obra pretendemos conseguir que pueda hablarse más libremente de sexo.
A quien le coja fuera de juego el argumento y sienta curiosidad por este montaje: ¿va a encontrase una propuesta muy directa, sin filtros, o más bien una fotografía mordaz de las relaciones personales?
Sin filtro. Pero es una propuesta apta para mayores de 14 años, incluso menos, porque lo que no se haya visto ya por la tele… Es una obra ‘blanca', los actores salimos a escena vestidos (risas).
Insisten que no hace falta haber visto la primera entrega para poder disfrutar de esta segunda...
No, para nada, Orgasmos 2 es la continuación. Aunque hacemos un gag en referencia a la otra función esta es totalmente diferente. No obstante ambas están basadas en la misma fórmula: escenas íntimas protagonizadas por una pareja que interactúa con el público.
¿Cuál es su doble lectura favorita del montaje?
Como te decía antes, siempre existe el tabú a la hora de hablar del orgasmo, y en la obra estiramos al límite de la comedia un tema que tratado de cualquier otra forma daría un poco de apuro hablar de el, al menos con tanta libertad.
¿Hasta qué punto es importante mantener una química ‘hot' con su compañero en un montaje de estas características?
Es clave. Llevo muchos años actuando con Roger (Pera), siempre digo que llevamos siete años de relación (risas) y en este tiempo hemos generado mucha complicidad.
Decía Leonard Cohen que la mayor aspiración del ser humano es conjugar amor, pasión y convivencia, ¿perseguimos un imposible?
A esa frase le sumaría ‘y un buen orgasmo', porque donde haya un buen orgasmo que se quite lo demás.
¿Qué aspectos del texto se han modificado y adaptado a lo largo de su largo periplo en cartel?
Básicamente el argumento y la obra se han modernizado, antes era más minimalista, y ahora hay vídeos con imágenes y música.
¿Cómo suele reaccionar el público ante situaciones picantes en las que se ve reflejado?
Es curioso porque la gente viene muy abierta. Lo que proponemos es algo ameno y participativo y responden muy bien, es todo muy natural.
Decía una reputada sexóloga que ‘antes a los hombres no les importaba el orgasmo femenino y ahora es una medalla para ellos'. ¿La igualdad social pasa también por la cama?
Sí. Antes lo importante era que llegaran ellos y no se tenía en cuenta a la mujer y ahora esto ha cambiado, se está mucho más pendiente de la mujer.
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