Santiago Martín y Pau Forner, directores de Operaciones y Marketing, respectivamente. | M. À. Cañellas

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Sabemos que el Mallorca Live Festival propone una selección musical avanzada, fresca y en sintonía con las últimas tendencias; y que Pet Shop Boys, Michael Kiwanuka, Blondie y Underworld, entre otros muchos nombres, protagonizarán el duelo de estrellas entre el 13 y el 15 de junio en Magaluf. Pero, ¿cómo se arma un monstruo de 100.000 metros cuadrados con cinco escenarios? Lo descubrimos in situ, visitamos el recinto unos días antes de que prenda la mecha…

Como un bañista acalorado, el enorme espacio está en paños menores. Pero que no cunda el pánico, le bastarán unas horas para acicalarse y lucir la mejor de las sonrisas. Y, créanme, hará falta algo más que la varita mágica de David Copperfield para obrar el milagro. Lo constataremos mañana jueves a las 18.00, cuando se enciendan los generadores y el gigante cobre vida como una atracción de feria. Durante tres días, esta llanura urbana que linda con Magaluf será lo más parecido a una pequeña ciudad autónoma, con cabida para unas 70.000 almas. «Esperamos a unos 20.000 o 21.000 asistentes tanto el jueves como el viernes, y a unos 24.000 el sábado», día en el que Pau Forner, director de Marketing y Patrocinios de Mallorca Live Festival, prevé «un sold out» o, cuanto menos, «quedarnos muy cerquita».

En su edición de 2024, el evento musical de referencia en Balears espera alrededor de 70.000 asistentes.

Ochenta y cinco grupos y treinta y cuatro horas de música ininterrumpida articulan a esta urbe fugaz, cuyo montaje atraviesa varias fases, en las que se han involucrado «alrededor de 1500 personas» entre barras, seguridad, técnicos y resto del personal, relata Santiago Martín, director de Operaciones del festival. Lidera las tareas de montaje desde hace cuatro semanas, pero confiesa que los últimos días siempre «son los más intensos». Unos treinta trailers con material se encargarán de abastecer con lo necesario al evento musical de mayor envergadura de las Balears. A los que cabe sumar «los quince o veinte trailers adicionales que necesitan los artistas». Forner aporta un dato de lo más gráfico: «Colocados en línea uno tras otro ocuparían 800 metros lineales, casi un kilómetro».

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Habrá una barra surtida con 75.000 litros de cerveza.

Con un millón de vatios de sonido, treinta generadores y una barra surtida con 75.000 litros de cerveza, arrancará esta fiesta de la música que entre sus cinco superficies acoge a dos escenarios de gran envergadura: «Uno de 18x10 y otro de 16x10 metros», apunta Martín. En cada uno de ellos se desarrollará «una experiencia de iluminación y efectos diferentes», promete. Una de las obsesiones de la organización es agilizar el acceso al recinto, de ahí que repitan la exitosa fórmula de los autobuses lanzadera, que con una periodicidad preestablecida partirán desde diferentes puntos de la Isla (reservas: mallorcalivefestival.com).

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Esqueleto de uno de los cinco escenarios del Mallorca Live Festival.

«Hay salidas en más de veinte pueblos, y este año se han incorporado nuevos municipios como Santa Margalida, Andratx y Llucmajor. Recomendamos que los usuarios reserven tanto la salida como la vuelta con antelación», desliza Forner. Cuando se desplome la música y caiga el telón, un equipo de operarios volverá a remangarse para iniciar el desmontaje, en el que invertirán «unas dos semanas», augura Martín. Será el momento de cuadrar balances y comenzar a trabajar en una nueva edición. Ya saben... The show must go on.

El apunte

Un evento accesible

El Festival ofrece un paquete de accesibilidad completo, «no solo a las personas con movilidad reducida, también prestamos atención a asistentes con discapacidades auditivas y visuales», explica Forner. Habrá una zona especial de estacionamiento, y los escenarios «contarán con tarimas para usuarios y su acompañante». La oferta se completa con bucles magnéticos y mochilas con vibración, «dispositivos que se conectan en las cajas de sonido para personas con discapacidad auditiva», y un servicio de acompañante para personas con discapacidad visual, que «podrán acceder con perro guía».