Un grupo de alumnos, entrando en su centro educativo. | Teresa Ayuga

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Con el fin de curso, llega una costumbre que ha variado su forma con el paso de los años. Hacerle un regalo al profesor ha sido siempre tradición con el fin de agradecerle su labor, dedicación y pasión en la formación de los más pequeños. Es en infantil y primaria donde se estila más este detalle, que una vez en el instituto pierde fuerza respecto a cursos anteriores.

Los grupos de WhatpsApp y las cuentas de Bizum echan humo en estos días previos al final de las clases con el fin de brindar a los docentes un obsequio que recuerden con cariño y que llega de la mano de familias y alumnos. Aunque en los últimos años han ganado terreno nuevos regalos que pasan por encima de los de toda la vida. Por encima de clásicos como el ramo de flores, los bombones, alguna prenda de ropa o la siempre entrañable carta redactada a corazón abierto por los alumnos y alumnas, se impone otro perfil más sofisticado.

Los profesores agradecen siempre estos presentes, aunque el componente emotivo y sentimental de una manualidad sigue siendo defendido por muchos de ellos, además de por una parte de los padres, que por comodidad o por brindar un obsequio más original o sustancioso optan por ese nuevo perfil en el que destacan diferentes categorías.

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Es el caso de estancias en hoteles de lujo, que suelen ser para dos personas, masajes o experiencias en spas o gastronómicas en restaurantes de lujo o conocidos por su singular o señalada oferta o por la presencia de cocineros de reconocido prestigio. A ello se suman vales de compra en establecimientos de ropa o de tecnología, en función de los gustos del docente.

El perfil o las aficiones del profesor o profesora es una buena guía para los padres a la hora de elegir el presente, aunque los docentes suelen valorar especialmente aquellos que llevan el sello de sus alumnos, por tener un componente emotivo especial y por la dedicación para poder elaborarlo.

Otros regalos que han ganado fuerza son los obsequios personalizados, con dedicatorias especiales para su receptor y en los que se apoyan muchos grupos de padres al encontrar establecimientos especializados o en páginas web dedicadas a ofrecer este tipo de presentes. Tazas, camisetas, delantales, bolígrafos, botellas... La lista es interminable, al igual que la imaginación de sus autores o promotores.

Todo, para agradecer la impagable labor de los docentes, que cierran un curso cargado de actividad, de aprendizajes y emociones que quieren plasmar a través de unos regalos que ya forman parte del paisaje del fin de curso.