El tatuador filipino Niño Cablar en su estudio de Palma. | Pere Bota

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«Para crear el efecto de la luz en una imagen necesitas sombras. Sin luz no hay oscuridad, como en la vida. Sin desafíos no nos sentimos completos. La luz sin oscuridad está vacía no es nada». Así define el tatuador filipino Claude Niño Cablar (Manila, 1991) el estilo high contrast. Gracias a él que crea espectaculares diseños como los que ilustran esta página y el cuerpo de los feligreses del body art más extremo.

Después de abandonar su país y vivir durante cinco años en Suecia, hace tres que reside en Mallorca, donde se encuentra su hermana. En sus creaciones, Cablar utiliza el contraste y el equilibrio entre la luz y la oscuridad para aplicar esta técnica y a continuación añade un sombreado suave con el que consigue crear un efecto tridimensional conocido como smooth shading.

«Intento no ser extremadamente realista y no olvidarme del contraste porque sino, con el paso del tiempo el tatuaje se va a desgastar. Aunque solo haya pasado un año. No solo hay que pensar en tatuajes que sean bonitos hoy para Instagram o Tik Tok. Los diseños tienen que ser hermosos en veinte o treinta años; hasta la muerte», explica.

Niño explica el origen de este tipo de arte: «lo empezaron los presos chicanos (mexicanos de segunda generación nacidos en Estados Unidos) en las cárceles de Los Ángeles durante los años 60 y desde entonces ha ido evolucionando». De las penitenciarías de California a la Italia Medieval, para Niño el arte y la inspiración no tienen fronteras ya que «mi principal referencia es el arte barroco y del renacimiento. Son complejos y maduros. Para mí, aprender de la naturaleza ha sido la mejor escuela».

Obra magna

El artista filipino explica que «mi especialidad son los retratos donde creo una gran variedad de personajes distintos. Sobre todo de imaginería religiosa. Muchos de mis clientes no pertenecen a una religión concreta pero la mayoría tienen fe. Los tatuajes les dan esperanza. Dibujo a Jesucristo, a La Virgen María, ángeles y la luz blanca que representa el poder supremo».

Cablar no duda en afirmar que «creé mi tatuaje favorito durante la pandemia (el que ilustra esta noticia). Para mi elhombre y el búho representan la sabiduría y la simbiosis entre el animal y el humano. La energía invisible que nos conecta a todos».