El torero peruano Andrés Roca Cruz durante un festejo. | J.R.Lozano

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Con solo 27 años, Andrés Roca Rey (Lima, 1996) ha tenido tiempo y talento para poder escribir su nombre con letras de oro en el mundo del toro. Considerado como el mejor espada de su generación por el arrojo y el riesgo que toma en sus pases, el diestro afincado desde hace años en España atiende a este periódico dos días antes de participar en la única corrida de toros que acogerá Mallorca este año. Durante la siguiente entrevista, el matador peruano muestra sus orígenes y referentes, reflexiona sobre la intrínseca relación del torero con la muerte y define como «enriquecedora» la contradicción de pertenecer a una generación tan influenciada por la tecnología y dedicar su vida a un mundo marcado por la trascendencia y la tradición como es el de la lidia.

El año pasado se quedó a las puertas de torear en Mallorca. ¿De qué manera afronta la corrida de este jueves? ¿Cómo se encuentra para encarar la noche?
Este jueves afronto la corrida en Mallorca con mucha ilusión y responsabilidad. El año pasado fue una pena no poder estar aquí, así que este año vengo con más ganas de dar lo mejor de mí. Me encuentro bien, preparado y con la mente enfocada en brindar una gran faena. Espero conectar con la afición mallorquina y que todos disfrutemos de una noche memorable.

¿Después de llevar media vida en España le ha dado tiempo a recorrer la Isla? ¿Qué sabe de ella o qué le gustaría conocer si tuviese tiempo de recorrerla?
He estado en la Mallorca únicamente para torear y, lamentablemente, no he podido tener tiempo para recorrerla con detenimiento. Sin embargo, lo poco que conozco me ha encantado. Mallorca tiene unos paisajes y playas increíbles, y me gustaría poder tener la oportunidad de conocer mejor muchos de sus rincones, su cultura y su gente. Espero poder hacerlo algún día con más calma.

Aunque es muy joven atesora ya una dilatada carrera a sus espaldas. ¿Cómo empezó esta historia y qué referentes tuvo de su vida personal y en el toreo, sean personas relacionadas con este mundo o figuras históricas? ¿En quién se fija o se fijaba?
Mi historia en el toreo comenzó desde muy pequeño en Lima. Siempre tuve una fascinación por los toros y sabía que quería ser torero. Mis referentes iniciales, aparte de mi hermano Fernando que es matador de toros, fueron grandes figuras como El Juli, a quien admiro mucho y con el que me identificaba desde pequeño. También he tenido la suerte de contar con el apoyo de mi familia y maestros que me han guiado en este camino. Cada uno de ellos ha dejado una huella en mi carrera y me ha ayudado a ser el torero que soy hoy.

En pleno 2024 y en una sociedad cada vez más tecnológica y menos humana, el mundo del toro conserva todavía ese punto de misterio, de trascendencia y de intronspección. ¿Cómo vive esta contradicción y qué opina de ella?
Es cierto que vivimos en una sociedad muy tecnológica, pero el toreo conserva esa esencia de tradición, misterio y arte que lo hace único. Para mí, esa contradicción es enriquecedora. El toreo es una forma de desconectar del mundo digital y conectar con nuestras raíces y emociones más profundas. Creo que es importante mantener esa conexión con la tradición y la humanidad, y el toreo es una manera maravillosa de hacerlo.

¿Un torero está obligado a no tener miedo a la muerte? ¿Cómo gestiona el riesgo y la imprevisibilidad de la lidia?
El miedo a la muerte es algo natural. A veces, la sociedad en la que vivimos hoy en día prefiere mirar hacia otro lado, pero, como torero, aprendes a gestionarlo y a saber convivir con él. Ser consciente de que ese momento algún día llegará te hace poder disfrutar de la vida con plenitud.

¿Cómo ve el futuro del toreo a medio plazo? ¿Qué se tendría que hacer para llegar a los jóvenes y seducirlos para mantener la afición?
Veo el futuro del toreo con optimismo, cada vez veo más gente joven en los tendidos, pero es fundamental que trabajemos en acercar este arte a las nuevas generaciones. Para ello, es necesario innovar en la forma en que comunicamos y promovemos la tauromaquia. Las redes sociales y los medios digitales son herramientas poderosas para atraer a los jóvenes. También es importante educar sobre la riqueza cultural y artística del toreo, mostrando su profundidad y sus valores. Creo que si logramos conectar emocionalmente con los jóvenes, la afición se mantendrá viva y en auge.