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Antes de que aparecieran Facebook, Instagram o Twitter, Jaume Obrador, un joven felanitxer recién licenciado en Informática por la UIB llevó a cabo un proyecto que redefiniría el truc y marcaría también una época para centenares de mallorquines. Retruc.net vio la luz en 2004 como la primera plataforma para jugar online a este típico juego de cartas mallorquín. El secreto de su éxito (más de 12.000 usuarios registrados) no solo se basó en lo pionero y original de la propuesta sino en un chat donde se construyó una comunidad que cinco de sus miembros reunidos para este reportaje definen como «una familia».

Detrás de sus nicks (motes digitales) Mateu Soler ‘Capdemunt’, Joan Payeras ‘Búnker’, Eva Ferrer ‘Copes’ y Joan Xamena ‘Reservada’ disfrutaron de bromas, amistades que han durado hasta el día de hoy y participaron en quedadas con más de 100 personas de toda Mallorca.

Retruc ha tenido dos vidas. Jaume Obrador cuenta que «la última partida de la primera época fue en 2015. Las redes sociales, los smartphones y que el sistema operativo estaba obsoleto causaron la inactividad hasta que «cinco años después, en pandemia, un usuario me pidió ‘resucitar’ la web y como teníamos tiempo la volví a activar renovada».

Terapia involuntaria

«En el año 2006 mi hija estuvo ingresada durante seis semanas en Son Dureta», explica ‘Copes’ y añade que «en otra clínica nos habían dicho que todo apuntaba a que tendría cáncer. Cuando mi marido volvía a casa un día descubrió Retruc, empezó a jugar y a mirar el chat. Lo que más le gustó fue el buen rollo que había. Cuando nos veíamos me decía: «te lo pasarás bien y desconectarás un poco». Yo no tenía ni humor ni ganas y no le hice caso. Al final, el problema de nuestra hija fue una inflamación del útero, que es una enfermedad mucho menor. Hasta ese momento me había mantenido fuerte pero cuando pasó todo caí en picado. Entré y fue mi salvación. Siempre se lo agradeceré a Jaume porque podría haber empeorado».

Mateu Soler toma la palabra y quita hierro a la situación con una anécdota en la que participan Eva, su marido Pere, Joan Payeras y él mismo. «Joan y yo teníamos 15 años; estaríamos en 4º de ESO y acabábamos de descubrir Retruc. Éramos una pequeña familia que fue creciendo hasta que surgió la necesidad de conocernos en persona. Organizamos una quedada en un restaurante. Pero, claro, yo era menor de edad. Le dije a mi madre: «mamá», me voy a Ses Torres a jugar a truc». Ella, espantada como es normal, me dijo: ¿però que putes dius? Tu no te’n vas enlloc. Eva y Pedro se plantaron en casa de mis padres sin habernos visto nunca y todavía no sé como consiguieron que fuese con ellos. Fue surrealista pero al final me dejaron y al año siguiente vino Joan y después más amigos de mi grupo».