Las heces humanas que iban para el hombre del gran aparato de radio que emitía música a todo volumen fueron a parar al parabrisas del vehículo aparcado. | Click

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Acompañados por Lucía Serrano Navarro, vecina de Cas Capiscol, nos acercamos a un aparcamiento de la calle Cotlliure, cerca de dónde vive. Una vez en él, nos muestra un coche. «Lo que ve en el capó son heces, como las que hay en este otro de aquí al lado», nos dice, llevándonos hasta el otro coche, a escasos metros del primero.

Efectivamente, fijándonos bien, vemos que son heces resecas, las de un coche ocupando parte del parabrisas, parte izquierda, mientras que las del otro están sobre el capó, parte derecha.
¿Y…?, preguntamos a la vecina…

Señalándome el escalón que queda por debajo de la puerta metálica, cerrada a cal y canto, no dice que «uno de los indigentes que a diario se dejan caer por aquí, la mayoría de Ca l’Ardiaca –matiza–, tiene una radio y sintoniza música flamenca… ¡Qué se yo!, pasodobles, rumbitas… Y como pone el volumen a tope, pues algún vecino, se ve que cansado de decirle que lo baje, y viendo que no le hace caso, ha optado por lanzarle mierda a ver si así se va. No sé si la mierda le da… Que se ve que no, ya que está debajo de los balcones, a cubierto… Pues el hombre sigue con la música a tope… Pero lo que sí está claro, como puede ver, es que cae sobre los coches aparcados».

Luego, caminado, nos lleva a la gran superficie comercial vecina a Ca l’Ardiaca. Una vez allí, nos acerca hasta el puente que cruza sobre la autopista, desde dónde divisamos, junto a esta, cantidad de basura y latas de bebida vacías igual que cascos de botellas varias. «Todos sabemos quién las tira ahí, pero lo que no entendemos es que los servicios de Emaya no las hayan quitado… Y menos mal que hay una valla que separa ese vertedero de la autopista, que sino, este se hubiera extendido hasta ella».

Las basuras se van acumulando bajo el puente de la autopista. Y cada vez son más.

De regreso a Cas Capiscol, vemos que están colocando una valla metálica que separa la superficie comercial de la acera. «Es que hace unos días, uno que iba algo zombi se despistó y se cayó en la otra parte. Por eso han puerto la valla». Y… Pues ya que estábamos allí, cruzamos la calle y entramos en la vía que la da a Ca l’Ardiaca. Allí nos encontramos con un coche de la policía local, y unos metros más adelante, en la misma puerta de un supermercado del mueble, un gran colchón sobre el suelo, en el que vemos ropa y mantas desordenadas y un bolso plateado. «Seguro que algunos, mientras esperan para entrar, lo utilizan para tumbarse un rato», nos dice Lucía. «Pues no debe de hacer mucho que está ahí –nos cuenta una mujer desde detrás de la reja que limita Ca l’Ardiaca con la calle–. Pues hace unos días no estaba».

Desencanto

Hace algo más de un mes denunciamos una serie de anomalías en el parque de Can Simonet, en Cas Capiscol, entre ellas la falta de regadío de las plantas, la falta de una puerta en el pequeño parque infantil que hay en él, lo que evitaría que los perros entraran a defecar, estanque con aguas bastantes sucias, indigentes, alcohólicos y drogadictos ocupando espacios…

La concejal Jero Mayans se interesó por las deficiencias del parque de Can Simonet.
La concejal Jero Mayans, junto a algunos de los usuarios del parque de Can Simonet.

Hace un par de días, enterados de que iba a visitarlo la concejal de Vox, Jero Mayans, quién, además, había quedado con algunos vecinos, volvimos al lugar y, efectivamente, allí estaban todos: ocho vecinos, entre ellos Lucía, y la concejal, departiendo sobre las necesidades del parque, a la vez que lo recorrían. ¿Comentarios? Muchos.

Porque los vecinos se quejaron de forma contundente, a vuela pluma, de lo siguiente:

1. Falta de regadío de las plantas. «La única agua que han recibido ha sido de la lluvia caída en días pasados». Sí, hay tubos esparcidos por la zona verde del mismo; tubos que son para regar. «Pero es que el sistema de riego tampoco funciona», señaló otro vecino.

2. Concentración de sin techo, sobre todo a partir de medio día, la mayoría pernoctando en Ca l’Ardiaca, muchos de ellos drogadictos y alcohólicos, que se tumban en los bancos, y que no tienen ningún problema a la hora de defecar y orinar, porque lo hacen donde les pillan las ganas sin pararse a pensar que no es el lugar adecuado. «El otro día, una mujer, se acercó al estanque, se levantó las faldas y se puso a lavarse sus partes como si nada –comentó el vecino que había sacado a pasear a sus perros–. Y de milagro no se cae en el estanque. Mientras tanto, otro, más pallá que pacá, se acercó a la verja que da a la calle y, como si nada, se puso a orinar, seguramente no cayendo en que podía ser visto por quién pasara por allí».

3. Han tenido que quitar los bancos que estaban junto a la pared que separa el parque del colegio de monjas, «ya que como algunos se sentaban en ellos a fumar porros, el olor llegaba hasta el centro, por lo cual tenían que tener las ventanas cerradas».

Observamos que en la pared hay una puerta oscura, de metal. La concejal de Vox comentó que ha pedido al Ajuntament que los alumnos del colegio pudieran ocupar una pequeña pista del parque, que está al lado de dicha puerta, a fin de desarrollar actividades deportivas, pero «la propuesta ha sido denegada».

4. Los vecinos piden mayor presencia policial en el parque, «pero, pese a que hay unas dependencias policiales enfrente, a la policía no la vemos. Es más, ni conocemos al policía de barrio. Y lo que es peor, llamamos a la policía y no viene».

5. Por último, insisten en la necesidad de colocar una puerta en el pequeño parque infantil, que eviten la entrada de perros a hacer sus necesidades.

La concejal tomó buena nota de cuanto le contaron, y vio –porque todo allí está a la vista–, para poder hacer el correspondiente informe y presentarlo en el próximo pleno.

PD. No todo está mal en dicho parque. El día que estuvimos, vimos como un pintor estaba pintando los figuras que hay sobre la arena del parque infantil y… Pues que ya puesto, no estaría de más que pintaran las barreras que lo separan del resto del parque, así como las casetas, columpios y el resto de elementos que lo conforman.