Carmen es una mujer fuerte y hecha a sí misma.

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La infancia de Carmen Sánchez (Palma 1997) es similar a la vivida por la actual Miss Universo, Michelle Jiménez y que esta semana conmovía en los medios de comunicación. Sin embargo, Carmen Sánchez confiesa que «intento no hablar de mi vida para no dar lástima porque siempre es la misma frase,‘lo siento’ o ‘eres muy fuerte’.

Carmen es una de las aspirantes a la corona de perlas de Miss Grand Islas Baleares, en la gala final que se celebrará en la sala Wave Club, el 16 de noviembre. Con 4 años, Carmen fue separada de su familia por abusos y maltratos, pasando a una familia de acogida y siendo separada de sus dos hermanos quienes si fueron adoptados por una misma familia. «Un año y medio después pasamos los tres hermanos a la preadopción en una familia que tenía otro bebé adoptado, aunque volvimos a ser maltratados. Aquello duró tres años hasta que me llevamos al centro de las monjas, en La Vileta», comenta. Allí estuvo, con su hermana, hasta los 14 años. «Afrontamos aquella vida como pudimos. De los 14 a los 16 años estuve en El Temple, cuando una familia con la que aún mantengo contacto, me acogió».

Historia de una Miss

Carmen es una mujer, de 27 años, que se ha hecho así misma. Pese a las circunstancias, «siempre he mirado al futuro con optimismo. Mi objetivo, es vivir el día a día. Nunca me he replanteado el más allá. Siempre me ha preocupado más salir del hoy donde estaba metida», confiesa.

Finalista en el certamen de belleza, Carmen vive un auténtico sueño. «Para mi el hecho de estar entre las elegidas ya es un pequeño sueño, del que lógicamente me gustaría ganar. Desde niña me encantaba ponerme zapatos de tacón. Entraba en las tiendas y me los probaba. De hecho me gusta más desfilar, que posar para hacer fotos. Me gusta moverme».

Historia de una Miss

Una de las cosas que más valora, Carmen, de esta experiencia es «la piña que hemos hecho entre todas las misses. En la gala final espero que puedan venir algunos miembros de mi familia de acogida, especialmente mi padre, pese a tener ELA e ir en silla de ruedas. También se lo diré a mis educadores». Carmen trabaja en el sector de la hostelería, y quiere estudiar para auxiliar veterinaria o equinoterapia, «para ayudar a niños necesitados».