Michael Douglas, en una foto de archivo. | Julián Aguirre

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Ha sido el broker más carismático de Wall Street, un padre coraje en Traffic o el cazador cazado de Instinto Básico, pero ante todo, un gigante del Hollywood moderno que encontró en Mallorca su refugio de paz. Galán y villano que triunfó tanto en el cine comercial como independiente a pesar de ser un icono global para muchos isleños es en Miquel de s’Estaca.

Michael Douglas cumplió ayer 80 años después de exprimir la vida a toda velocidad en la que ha disfrutado de las mieles del éxito y sabido sobreponerse a poderosas adversidades como la condena de nueve años de cárcel que cumplió su hijo Cameron por tráfico de drogas o un cáncer de garganta que le puso en jaque hace una década. En los buenos y en los malos momentos Mallorca siempre ha estado allí.

Aquí llegó a finales de los años 80 de la mano de Diandra Lucker, su primera mujer, y poco tiempo después adquirieron juntos la histórica finca del Arxiduc Lluís Salvador en Valldemossa donde ha reunido durante varias décadas a la flor y nata de la meca del cine. Por allí han pasado actrices como Goldie Hawn y Joan Collins, el entrenador de la NBA Pat Rilley o sus grandes amigos Danny DeVito y Jack Nicholson. Sin olvidar, evidentemente, a su mujer desde el año 2000, Catherine Zeta-Jones. Con ella ha tenido dos hijos, Dylan y Caris, también mallorquines de adopción y ya veinteañeros ambos hoy en día.

De hecho, ambos cumplen años el mismo día, el 25 de septiembre. Pero hay otra coincidencia especial y es que los dos se llevan, exactamente, también 25 años de diferencia.

Carisma e identidad
Además de ayudar a poner a Mallorca en el mapa internacional y ser un involuntario pionero y referente del turismo estadounidense que ha irrumpido con fuerza en la Isla en los últimos años, Douglas ha mostrado en numerosas ocasiones su sensibilidad con la cultura e idiosincrasia de la Isla. Los ejemplos son muchos y variados: desde poner su voz a un documental en defensa de la Serra de Tramuntana a su lucha por proteger los olivos centenarios y los marges que allí resisten desde tiempos inmemoriales.

Incluso hay una anécdota que no muchos conocen que da cuenta del carisma, humor y sensibilidad del hijo de Kirk Douglas. El actor norteamericano recibió en el año 1999 el Siurell de Plata que otorga este periódico a las grandes personalidades que han contribuido a la sociedad mallorquina. El otro galardonado era el por aquél entonces entrenador del RCD Mallorca Héctor Cúper. El argentino venía de llevar al equipo bermellón a una final de la Recopa de Europa y capitanear la mejor época de la historia del club pero todo hacía parecer (como acabó sucediendo) que dejaría el equipo y fichar por el Valencia CF. A pesar de eso, Douglas era la gran estrella y atracción de aquella cena que se celebraba en el Casino de Mallorca. Cuando llegó el momento de dirigirse a los asistentes a la gala tras recibir el premio, todos los ojos se posaron sobre Michael. El actor agarró el micrófono y, tras una pausa dramática perfectamente meditada, pronunció únicamente dos palabras: ‘Cúper quédate’. Acto seguido, el público estalló en vítores y aplausos ante una intervención tan breve como efectiva convencidos de que el ganador de dos premios Oscar era un des nostros.

El futuro
De hecho, a finales del mes de julio el protagonista de este reportaje celebró por anticipado su cumpleaños como un vecino más durante el homenaje a la gent gran que organiza cada año el Ajuntament de Valldemossa en la Plaça de la Cartoixa. Es en este pueblo donde afirmó hace unos meses que pensaba pasar largas temporadas y donde podrá escoger que papel debe representar en los próximos años de su vida.