Álex Izquierdo cree que tendría que haber más policías y estar mejor dotados. | Click

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Alex Izquierdo fue hijo del restaurador Marcelino Izquierdo, propietario de los locales Reino de León, Villa Alegría y Casa Marcelino. Alex trabajó en ellos, cobrando un sueldo, «y como mi padre me dejaba libre los fines de semana, me dedicaba a la seguridad en las galas de tarde, y con el tiempo en discotecas del Paseo Marítimo. Y como vi que este trabajo era rentable, muy duro, pero rentable, dejé el restaurante y me dediqué plenamente a él».

¿Rentable en qué sentido?
—En un fin de semana, me pagaban 5.000 pesetas en la gala de tarde y 8.000 por la noche, lo que significaba que entre viernes, sábados y gala del domingo ganaba unas 50.000 pesetas, o lo que es lo mismo, 200.000 al mes… Que eran más, sobre todo en verano, pues trabajaba también de noche, de lunes a jueves. Y todo era íntegro para nosotros, pues al no haber intermediarios, las contrataciones las hacíamos directamente con las discotecas. Pero en el 2000 llegó el euro, lo cual redujo las entradas, y encima aparecieron las empresas de servicios a través de las cuales las salas contrataban la seguridad, que de nuestros sueldos se quedaban con un buen porcentaje, lo que se traducía en que cobráramos menos. Encima, cada vez la noche era más violenta, sobre todo en los veranos, especialmente en Magalluf y Platja de Palma, sitios que conozco muy bien ya que he trabajado muchos años, tanto en uno como en otro. Porque en Palma, cada vez menos, ya que poco a poco el ocio nocturno va menguando, basta, si no, ver la cantidad de locales que había hace unos años y los que hay ahora. Y encima, en invierno, salvo en los fines de semana, la mayoría cerrados.

¿Qué diferencia hay entre el turista de Magalluf y el de la Platja de Palma?
—Magalluf es inglés, mientras que la Platja de Palma es alemán. A los primeros les va más la pelea, los segundos son más educados, aunque cuando van bebidos, y no están solos, les va la bronca, y más con el todo incluido de los hoteles. Beben todo lo quieren, algunos salen a la calle bastante zumbados y, encima, como han bebido tanto, apenas consumen, con lo cual la oferta complementaria se resiente.

¿Por dónde andas ahora?
—En Cala Major, en un club náutico. Nada que ver con Platja de Palma y Magalluf. Ahí el nivel es alto. Mayoritariamente, extranjero con dinero de vacaciones, o extranjero residente, también con dinero, que buscan tranquilidad y pasárselo bien, lo cual redunda en nuestro trabajo, que nada tiene que ver con el de los otros dos escenarios, pues me paso el tiempo en la garita, controlando el parking y dándome vueltas por el recinto sin que pase nada. Puede que económicamente haya perdido, pero he ganado en tranquilidad y calidad de vida. Por tanto, encantado de estar ahí, y sin añorar los trabajos de antes.

Volvamos a la Platja de Palma, tu anterior lugar de trabajo. Se habla de masificación de turismo, y ahí la hay….
—Sí, la hay, pero ¡ojo!, vivimos del turismo, por lo tanto debemos protegerlo, ¿cómo? Pues poniendo un tope en cuanto al número, anulando los todo incluidos, pues perjudican a la oferta complementaria, y poniendo en marcha un servicio de seguridad que ahora no existe, pues, aparte de que el turismo está más que masificado, la calidad del mismo es más bien baja. Lo digo porque desde hace unos años llegan turistas sin hotel, dispuestos a dormir en la playa y a buscarse la vida como sea, y así poder disponer de más dinero para beber, lo cual origina muchos problemas: broncas entre ellos. O que están en un local y llega la hora de cerrar y no quieren salir, y como tú, que estás como controlador de acceso, que viene a ser como los porteros de discoteca de toda la vida,al que accedimos a través de un curso de reciclje en ese sitio, pretendes que se vayan, empiezan los empujones, las broncas, incluso las agresiones. Por eso, hemos de andarnos con cuidado, pues si en una de esas se te va la mano porque el tipo, que es como un armario, te quiere agredir, y al quitártelo de encima le dejas marcado, si te denuncia, pagas la multa tú.

PALMA. TURISMO. BOTELLON EN LA PLAYA DE PALMA. TURISTAS CONSUMEN ALCOHOL EN LA PLAYA DE PALMA

¿Y además de ese problema, qué más hay…?
—Pues están las prostitutas, pululando por ahí, no para llevarse al turista a la cama, sino para robarles, pues suelen acercarse a los que van más borrachos. A ello, une los rateros, que cada vez son más, que para pasar desapercibidos visten como los turistas. Te los encuentras por todas partes, por las mañanas en la playa y por las noches dónde se suele concentrar más gente. También hay que contar con las mafias, que son varias: las que venden alcohol en la calle, o flores, o lo que sea… Y ya ni te cuento los top manta, que llega la policía y salen corriendo, pero a nada que ven que se han ido se vuelven a establecer dónde antes. Y en cuanto a la policía, me refiero a la local, hace lo que puede. Son pocos, y encima, sus dotaciones dejan bastante que desear, por lo cual no se les tiene el respeto que se merecen. Antes, al menos, había un grupo de policías, especializados en este tipo de movidas, que se plantaban en las emergencias con sus motos a poco que los avisaban, imponiendo el orden. Hoy, si hay un problema, y llamas, igual te llega un policía que está a punto de jubilarse con una policía en prácticas, o con poca experiencia, lo cual es un inconveniente para hacer frente a ese tipo de personas, que se las saben todas…. Si es que, según las ordenanzas, está prohibido beber en la calle, pero resulta que todo el mundo bebe donde le viene n gana, sea de día, de tarde o de noche. Es más, no solo se bebe en la calle, sino que se vende alcohol en la calle. Y todo porque no hay suficientes policías que ponga orden al desorden existente. Quiero decir con ello que me parece muy bien que se intente desmasificar el turismo, pero, aparte de que lo tienen que saber hacer muy bien, pues vivimos de él, lo primero que se tendría que hacer es dotar a las zonas turísticas, como Platja de Palma y Magalluf, dos de los lugares más masificados, de una seguridad total, con policías preparados, especializados y con la dotación adecuada. De lo contrario, pasarán los años y seguiremos hablando de lo mismo. Por eso yo me he marchado de esos lugares.