Es evidente que el terreno no está en las mejores condiciones para los perros, ni es normal que no haya bancos –las sillas las traen los amos de los perros–, ni papeleras. | Click

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Casi frente al parque de  Invencibles –llamado, oficialmente, parque de La Femu, sita en la calle Pompeu Fabra, de Palma–, en un solar vallado, hay un pipicán y en él, casi todo los días –y a lo largo del día– un centenar de perros con sus dueños; de lo cual se deduce que es un pipicán con mucha actividad.

«Estamos aquí de paso»

«En realidad, desde hace año y medio estamos aquí de okupas –nos dice Cecilio, uno de los usuarios del parque, a la vez portavoz de los demás–. Y digo de okupas porque nos echaron de dónde estábamos antes, ya que en el solar que ocupábamos han construido un colegio. Por tanto, como esto estaba vacío, nos vinimos aquí. El coordinador de zona nos dijo que estábamos de paso, ya que esto es un terreno socio-cultural, pero que mientras no se construya algo que tenga que ver con las características del mismo, que no son edificios de viviendas sino algo social, que nos quedemos aquí. Y aquí estamos», dice, señalando a su alrededor, un terreno de los más árido, desde luego, nada favorable a los pies de los perros, pues son muchas las piedras y piedrecitas, algunas cortantes, que vemos que hay en él. «Sí, le hemos hablado de este problema, pero…es que aquí no entra ni EMAYA a limpiar, por lo cual, quiénes limpiamos somos nosotros».

Principales problemas

Ése, el de la limpieza, es uno de los problemas a los que se tienen que enfrentar a diario los usuarios de este pipicán.

Porque hay más, a saber:

No hay fuentes en las que puedan beber los perros, por lo que sus dueños han de llevar el agua. El solar carece de árboles y toldos, por lo que si hay sol, no hay sombras, lo que significa que en verano ¡a achicharrarse!, y si llueve, ¡a mojarse todo el mundo! Tampoco tienen bancos para sentarse, por lo que si quieren hacerlo, tienen que traerse sillas de sus casas. Tampoco hay luz, por tanto, en un par de semanas se hará la oscuridad. Tampoco hay papeleras...

«Durante un tiempo –sigue contándonos Cecilio, portavoz de los usuarios del pipicán–, algunos vecinos estaban en contra de que los perros vinieran aquí, por ello, llamaban a la policía, o llenaban de heces humanas las sillas que traemos para sentarnos. Pero, afortunadamente,  ese problema ya no existe… Bueno, sí, hay un vecino que protesta, pero... Ya no es cómo antes».

Pues ahí lo dejamos. Pero es evidente, que al menos, dentro de esta provisionalidad –que vayan a saber el tiempo que dura–, alguna mejora si debería de hacer Cort en ese pipicán, un lugar donde socializan perros y dueños. Y que no son pocos, eh...

Más deterioro

Abundando en lo que contábamos ayer, sobre calles en pésimo estado, algunas a puntos de hundirse en según que partes de ella, un lector nos manda una foto, también sobre el mal estado de una calle que suele frecuentar, General Riera, «altura de Hermanitas de los Pobres», señala, en la que se ve el deterioro que el tiempo, el circular de los coches y el poco mantenimiento que se le hace, ha producido en ella.

Restos del botellón

Y hablando de terrenos públicos, hay que decir que si por una parte ha mejorado la rotonda y el pequeño parque público que hay cerca del Conservatorio de Música –mejorado en su aspecto estético y de limpieza, sobre todo; al menos se le ve distinto a como era–, hay que decir también que no estaría de más prestar atención a dos cosas: la basura y hojarasca que se acumula en el estanque vacío que hay en el lugar, que se resolvería limpiándola de vez en cuando, y al botellón que se monta algún día, alguna tarde, o alguna noche de la semana, junto a los bancos que hay al fondo del parque, al lado de la tapia que lo separa del citado Conservatorio. Lo decimos por la cantidad de botellas y latas de refresco que se apilaban en el lugar, ¡una barbaridad!, algo propio de una fiesta más bien larga en cuánto al tiempo de su duración.

Está claro de que ahí hubo un gran botellón, y que quiénes lo disfrutaron bien pudieron recoger los restos del mismo. Cuando menos por civismo.

Pues que es una pena que un rincón tan bonito, tenga esos problemas. O lo que es peor, que el ciudadano que los origina no se dé cuenta de que su comportamiento en este sentido es en perjuicio de todos.

Peña Valle de Oro

Este viernes 18 de octubre tendrá lugar el almuerzo de la Peña del Valle de Oro, algo que por derecho debe de quedar reflejado dentro del calendario gastronómico de la Isla. El lugar del mismo será en el Restaurante-Taberna Lardosa (ex Xexu), en  Joan Miró, 5. El plazo de inscripción finalizaba el miércoles pasado, pero igual quedan plazas. Lo decimos por los rezagados-despistados.

antonio seijas hotel cristobal colon playa de palma

Antonio Seijas, presidente de la peña gastronómica Valle de Oro.

El menú será el siguiente: Aperitivos de la Peña, a base de buñuelos de bacalao, más embutidos ibéricos, seguido de pescaditos fritos, sopa de cocido, cocido madrileño de Juanito y Xexu, y ensaimada mallorquina. Y no faltará el agua, cerveza, vermutería, Albariño D.O. Rías Baixas, Rioja tinto Cr., además, para el final, café, orujo y chupitos. ¿Precio? 36 euros por barba.

El almuerzo será a las 14 horas.