Joan Riera y Joan Ramon Vera, cliente del local. | Jaume Morey

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Euforia y liberación son las sensaciones que le atraviesan a uno después de lanzar el hacha contra la diana. El Axe Throwing es una práctica en auge en Estados Unidos y Canadá, donde se dice que fue inventada a finales del siglo XIX por unos leñadores que, después de su jornada, se juntaban en un bar y competían contra un blanco, similar al que se usa para el tiro con arco. La cosa fue sobre dimensionándose y hoy el lanzamiento con hacha cuenta con diferentes torneos que incluso son televisados.

En Baleares es una disciplina aún por explotar. Hablamos con Joan Riera de Destral Mallorca, el único centro donde uno puede desbravarse hacha en mano. Apenas llevan dos años y medio abiertos, pero su popularidad es como una parábola vertical que no deja de crecer, y es que «quien viene repite» apunta nuestro experto en Axe Throwing quien, junto a Franco Geninazza, regenta el establecimiento.

«El hacha debe dar una única vuelta en el aire antes de clavarse contra la madera, lo más cerca posible de la diana», explica Riera. Obviamente ha de sujetarse con firmeza, como se haría con un martillo, y es importante que el filo no gire ni a izquierda ni a derecha, debe estar centrado para que al lanzar no se desvíe.

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Pioneros y únicos, de momento, en esta práctica en la que en otros países «del Norte de Europa y América se la considera un deporte». No bromea, en Canadá y los USA es un deporte federado que cuenta con más de cinco mil afiliados. Joan se ‘desvirgó’ con el hacha hace algunos años en Barcelona y «desde entonces estoy enganchado». Al principio practicaba «en un terreno familiar en Muro, pero luego decidimos abrir Destral Mallorca». Desde entonces, y poco a poco, se han granjeado un público «bastante fiel».

Y si imaginan que en su centro, ubicado en pleno corazón de Palma, predomina el público masculino, se equivocan. «Diría que hay más mujeres, suelen venir en grupo, también vienen empresas que buscan una actividad para que sus trabajadores descarguen adrenalina y se diviertan». A tal efecto cuentan con seis pistas de lanzamiento, perfectamente habilitadas entre rejas de seguridad.

Aunque lo habitual es que el público se pase cualquier tarde, alquile una pista durante una hora y se harte de lanzar el hacha contra una diana de madera, como si fuera una versión grandilocuente de los clásicos dardos. Como no podía ser de ninguna otra manera, la seguridad desempeña un rol fundamental. «Existe una zona de lanzamiento en la que solo puede estar la persona que tiene el hacha, el resto deben esperar detrás de la línea de seguridad». Un dato a tener en cuenta si no queremos acabar con la cabeza trepanada.

TERAPIA

Pero, ¿realmente es una terapía contra el estrés tal y como afirman? «Hace dos años que lo descubrí y me enganché desde el principio, vengo cada semana a practicarlo y puedo asegurar que es una forma genial para descargar adrenalina y desconectar. Cuando acabas te siente super relajado», confirma Joan Ramòn Vera, un asiduo al local.