Algunas herencias han tardado casi una década en dar frutos. | Ekaterina Pereslavtseva

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Desde el hombre que ha cedido todos sus bienes a IB-Salut al empresario balear que dejó la mitad de su patrimonio a los entonces príncipes de España, Felipe y Letizia. Las herencias suponen todo un entramado legal donde abogados y notarios hacen cumplir la última voluntad de los difuntos, que en ocasiones es sorprendente e inesperada. La burocracia que rodea el acontecimiento de un fallecido no suele ser un proceso ligero, es por ello que en ocasiones, la voluntad no se hace efectiva hasta casi una década después.

Esto mismo ha sucedido con la herencia de Juan Ignacio Balada Llabrés. El empresario de Menorca, tras fallecer en noviembre de 2009, dejó escrito en su testamento que la mitad de su fortuna iría destinada a los reyes Felipe y Leticia, así como a los ocho nietos de los eméritos. En la misma escritura estableció que si la Casa Real no la aceptaba, pasaría al Estado de Israel. Un acto sorprendente por parte de una persona que no conoció a los beneficiarios de la transacción.

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A pesar de renunciar a la herencia de su propio padre, Felipe VI aceptó este capital, alrededor de 10 millones de euros, para destinarlos en beneficio del interés público. Todo ello lo hace a través de la Fundación Hesperia, creada con la otra mitad del patrimonio. En 2023 finalmente el proyecto vio la luz, con la rehabilitación de la farmacia Llabrés, que perteneció a la madre del difunto, en Ciutadella y su reconversión en un centro para la fundación de personas con discapacidad. A través de esta entidad, los reyes han decidido desprenderse de algunas de las propiedades que recibieron como heredadas.

La historia de Sedi Behvarrad y su esposo Gabriel Serra Socias es más reciente. Publicada hace tan solo un día por este medio, la esposa del motero mallorquín ha donado en su nombre todos sus bienes a IB-Salut. «Por el excelente trato que recibimos durante su estancia en Son Llàtzer, a dónde decidió ir», compartía sobre el motivo de este acto de generosidad. Un trato, que según ha remarcado, se extendía a todos los empleados del personal en el hospital, desde los médicos hasta los enfermeros. Ese dinero ha sido destinado a un enfermo en estado terminal, financiándole una habitación individual para esté solo con su familia, evitando desprenderse de la intimidad.

Aunque en estos casos el patrimonio ha ido destinado a un fin específico, hay ejemplos en los que no se sabe muy bien cómo se ejecutarán. Eso sucede con la fortuna de France Helen Manners, conocida como la duquesa de Rutland, que falleció el pasado enero y nueve meses después se ha desvelado su testamento. En su última voluntad, la duquesa no ha distribuido sus bienes de una manera usual, ya que ha decidido conceder una suma más cuantiosa a sus mascotas, un total de 12.000 euros, que a su propia hija, que solo ha obtenido 6.000 euros.