Un altar de la fiesta. | Pilar Pellicer

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Disfraces, dulces, películas de terror, historias en la oscuridad… Sin duda alguna, Halloween se trata de la festividad protagonista del otoño en gran parte de los países de occidente, incluida España y como no, Baleares, donde los niños se visten de monstruos de película para picar puertas en busca de las tan ansiadas chuches que guardan las familias en su casa. A pesar de que el terror y la comedia reinan indiscutibles en esta fiesta, en cierto lugar del mundo prefieren rehuir de este evento ya tan universal para dar protagonismo a una de las tradiciones más arraigadas y esperadas del año: el Día de Muertos, una de las señas identitarias de México que sustituyen la sátira y los disfraces de plástico con una auténtica celebración a los difuntos en un espectáculo de colores, ofrendas florales y, por encima de todo, alegría y jolgorio a modo de oda para los que ya no están. Es de esta forma que, en aras de preservar este significativo día, un grupo de mexicanos residentes en Mallorca ha querido recrear un pedacito de su cultura en la isla organizando una fiesta tradicional donde han incluido un altar donde honrar a los fallecidos.

«Es una fiesta muy especial para todos los mexicanos. A mí me trae muchos recuerdos de mi infancia cuando veía los panteones llenos de flores y de vida, donde crecemos en esta amistad con la muerte. Creo que muchas culturas pueden verlo como algo anormal, pero muchos mexicanos hemos crecido hablando mucho de ella y aprendiendo a respetarla». Con estas palabras describe Bryanda Martínez, presidenta de Asociación Mexicanas de Mallorca, entidad organizadora del evento, el significado del Día de Muertos para los mexicanos que han crecido con la muerte como acompañante en estas fechas tan especiales.

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La Asociación Mexicanas de Mallorca ha organizado el evento por el Día de Muertos.

Así, con este sentimiento de nostalgia y afecto tan fuerte grabado en su memoria, Martínez estuvo varios años dándole vueltas sobre cómo podría vivir esta fiesta en Mallorca, la tierra donde lleva viviendo por casi diez años: «Cada año pensaba que quería volver a vivir esta experiencia, era una ilusión muy grande. Yo pienso que todas estas tradiciones hay que cuidarlas y no abusar de ellas para que no se conviertan en otro Halloween. Queríamos hacer una fiesta tradicional y con mucho arraigo, lo más auténtica posible». Es de esta manera que, el año pasado, organizaron la primera fiesta comunitaria de Día de Muertos cerrado solo para las personas de la asociación, donde construyeron uno de los elementos indispensables para celebrar la festividad: un altar comunitario para honrar a los fallecidos. Ahora, este año, han celebrado su segunda fiesta ya abierta a todo el mundo, donde, además de recuperar el tradicional altar, también han incluido un concurso de calaveritas literarias, un tipo de poema muy icónico del Día de Muertos, y un certamen de Catrinas, creando así un evento que ha recreado los festejos más comunes que se realizan en México.

Explica Martínez que «el altar es, sin duda, uno de los elementos más típicos del Día de Muertos. Aunque puedes tenerlo puesto todos los años, es especialmente significativo en esta fechas porque en teoría es cuando los muertos están más cerca de nosotros. Es el recuerdo de esas personas que están contigo ese día, y es una ocasión para honrarlos, celebrarlos y hablar con tu familia sobre ellos». A fin de poder ser fiel a esta tradición, la asociación ha facilitado que en el altar todo el mundo pueda incluir un elemento, ya sea una foto o un objeto de valor sentimental, para ofrecer respeto a sus difuntos al estilo mexicano: «La fiesta es abierta para todo el mundo, para mexicanos y no mexicanos. De hecho mucha gente de aquí o de la comunidad latina en general se ha interesado por la fiesta y nos ha escrito para asistir. Al final es de lo que se trata nuestra organización: crear conexiones entre la comunidad mexicana y la sociedad mallorquina».

Un día para hacer comunidad

De hecho, tal y como ha explicado Martínez, este día no solo se trata de preservar y celebrar una de las tradiciones más arraigadas de México, sino que también es una oportunidad de oro para tejer un tapiz multicultural donde la diáspora mexicana y la comunidad de Mallorca puedan estrechar lazos a través de la historias y el festejo. Así, al menos lo ve Ángela González, quien vino de Cancún a Mallorca hace 2 años y que ya celebra la fiesta en la isla por segunda vez: «Es una oportunidad para conmemorar a los muertos para que sepan que, aunque ellos están en otro plano, siempre estarán en nuestros corazones. Es un pedacito de México en Mallorca y me siento muy afortunada de tener una comunidad con quien celebrar esta fiesta tan bonita».

En ese sentido, el relevo generacional y la herencia de culturas de padres a hijos se trata de un aspecto bastante importante para los mexicanos que quieres seguir festejando esta fiesta tan propia y única de su tierra natal. Así lo afirma Michelle Germe, casada con un francés y con hijos francomexicanos: «En los colegios de México es muy típico hacer altares gigantes y es una celebración que también está muy presente entre los niños. Como madre me encanta que mis hijos sepan cómo celebraba el Día de Muertos en mi infancia. No se deben perder las costumbres y es muy importante que se transmitan a las nuevas generaciones pese a la distancia».

A esta multiculturalidad e intercambio de tradiciones también se ha referido Cecilia Velázquez, dueña del restaurante Xolotl, un local donde trabaja su esposo mallorquín y su madre como cocineros, siendo un perfecto ejemplo de lo que busca la asociación con estos eventos: integrar a la comunidad mexicana con la sociedad mallorquina a través de la tradición. «Aquí trabajamos toda la familia para ofrecer comida casera mexicana. De hecho, en estas fechas solemos ofrecer también platos que se suelen servir en México durante el Día de Muertos, como el atole, calabaza en tacha, tamales y, como no, el tradicional pan de muerto».