El Palacio de Congressos de Palma fue ayer el circo que es cada día un hospital para los payasos de la Sonrisa Médica. Allí unas 900 personas disfrutaron de la fiesta de 30 aniversario de la que fue la primera organización de payasos de hospital de España.
Miquel Borràs, fundador y presidente de honor de la entidad, fue el primero en salir al escenario. Tras pedir 30 segundos de silencio en recuerdo de las víctimas de la DANA de Valencia rememoró los inicios de la organización. «Hace treinta años me hubiera costado mucho creer que esta actividad estaría extendida a casi todos los hospitales infantiles de España transformando estos ambientes serios y solemnes donde la imagen que imperaba era la de una enfermera con cofia imponía con su dedo. ¿Os acordáis?», antes de añadir que «debo admitir que la primera vez que vi un personaje haciendo el payaso sobre el mostrador del hospital oncológico Gustave Roussy me causó cierto rechazo. Acudíamos a ese lugar por segunda vez con un nudo en el estómago. No era lugar para payasadas. Sin embargo a los pocos días nuestra percepción sobre la labor de estos artistas cambió radicalmente al darnos cuenta del soplo de aire fresco que representa un payaso en un hospital. Celebramos así los 30 años de la introducción de la alegría, el humor y el buen rollo en las unidades pediátricas de los hospitales».
A continuación un estruendo en forma de aplausos y vítores desbordó el auditorio. Mientras los payasos interrumpían y ‘boicoiteaban’ al propio Borràs y a la presidenta del Govern, Marga Prohens, a la que un clown le puso por sorpresa un sombrero mientras pronunciaba su discurso. Todo esto en en presencia del alcalde de Palma, Jaime Martínez, y la exconsellera de Sanidad Patricia Gómez.
Música y teatro
A partir de ese momento Sion Camilla, Conductor Insulino y toda la tropa de payasos se adueñaron de la función para recrear mediante varios gags la historia de la organización con su estilo torpe en las formas pero tierno y sensible en el fondo. Desde los momentos de maquillaje donde los clowns se dan cuenta que pueden estar en un lugar que no sea el circo a un casting de payasos en los que se evalúan las condiciones a la hora de actuar hasta la planificación de las visitas en función del paciente. Todo explicado de forma didáctica con el estrafalario humor que le caracteriza sin faltar a una verdad que asomaba implícitamente.
Mientras tanto, estas escenas eran salpimentadas por las actuaciones musicales del grupo polifónico Cap Pela, el Cor de l’Hospital Universitari Son Espases y el cuarteto de cuerda Ad Libitum, así como el cantautor Jaume Anglada el cual explicó que «tengo una hija y, a pesar de que no hemos sido nunca usuarios, conozco muy bien su labor. De hecho, cuando ha estado ingresada una de las cosas que hacía era imitar como actuaban los payasos de la Sonrisa Médica. Yo estaba con ella y de repente le decía ‘Kepaxawaxwaxa’. Y ella me decía ‘más’. Al terminar la última sílaba de Cridaré el teu nom, se puso la nariz roja y exclamó: ¡Aplausos! como si hubiera sido poseído por un clown.
Tras casi dos horas, para el epílogo de la función las revoluciones bajaron casi a cero cuando varios payasos se quitaron (metafóricamente) las narices rojas y, uno por uno, fueron describiendo algunos de los recuerdos y anécdotas más importantes a nivel humano en su trayectoria.
En primera persona
El primero en tomar la palabra fue el Enfermero Asprino, Camil Casesnovas, el primer payaso que se unió a sus filas y, a continuación, le siguió Acetato, Bru Moreno, el último en apuntarse. Varios más explicaron con naturalidad situaciones y emociones vividas a lo largo de los años y agradecieron a todas las personas que habían formado parte del colectivo desde el primer día.
La música, al igual que la magia, es una de las herramientas más poderosas de los payasos de hospital para curar la sonrisa de sus pacientes por lo que no podía caer el telón sin cantar. Una de ellas destacó porque lo más de 15 clowns alineados en fila uno al lado del otro mirando al público, la cantaron utilizando material de hospital como probetas, bisturís o termómetros a modo de instrumentos.
Después del éxtasis, el ritmo volvió a pausarse con los casi 20 payasos sentados en el escensario y sus piernas colgando al viento cuando recordaron que treinta años atrás solo existía una pareja de payasos de hospital que visitaban - ¡oh sorpresa!- exclamaron, una vez a la semana en el Hospital de Son Dureta. Y es que, aunque se hagan los tontos, todos sabemos que muchas veces la sonrisa es la mejor medicina posible
4 comentarios
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Magnífica labor. Felicidades y por muchos años más!!
Sois increíbles!
Una mañana Fantástica, y una labor llena de Empatia y Cariño a los más pequeños y sus familias.
Un trabajo y una dedicación humana impagables. Molts d'anys