Imagen de una persona durmiendo en uno de los bancos del Paseo Mallorca en Palma. | Click

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Transcurridas dos semanas de la celebración del Día Mundial de la Erradicación de la Pobreza, conmemorado en Palma a lo largo de dos jornadas; una, en Cort, y la otra, en uno de los salones del Parlament, jornada para los pobres, pero sin los pobres, pues en las fotos que se publicaron aparecían los de siempre, pero ningún pobre… Pues bien, transcurridos quince días de tan memorable ‘día’, a cada día que pasa, más pobres vemos en la calle, y por la noche, durmiendo en cajeros, en portales, sobre bancos, cubiertos con mantas, bajo frágiles tiendas de campaña, en cualquier hueco que encuentran por ahí… Todo por no tener al alcance de sus ingresos -los que los tienen- la posibilidad de alquilar una humilde habitación, lo cual es fundamental para empezar a ordenar su vida, que empieza buscándose un trabajo, cosa que sin techo no es posible.

Para o con los pobres. A mí me consta que miembros del actual Ajuntament y Govern, cuando eran oposición, estaban muy preocupados por el tema de la pobreza. Pero una cosa es estar en la oposición y otra en el poder, donde te encuentras con problemas que no contabas, lo que hace que releguen a un segundo término la pobreza y a los que viven en su mundo. Lo digo porque ahora vemos que hay más pobres que antes. Pobres que te encuentras por todas partes, a cualquier hora del día, personas -hombres y mujeres; algunos ancianos- que viven y que mueren en la calle. Pobres a los que la pobreza, además, ha castigado sus mentes, que este es otro problema, que hace que se hundan más… Sí, pueden ir a Ca l’Ardiaca, pero algo tendrá ese lugar cuando no todos los que pernoctan en la calle, prefiere más ésta que ese establecimiento. Algo tendrá...

Tampoco los políticos han de pensar que con esos cuatrocientos o quinientos euros que algunos perciben de paguita, resuelven el problema. ¡Qué va! El problema se empieza resolviendo teniendo un techo bajo el que cobijarse, y a partir de ahí, buscarse un trabajo, lo cual hoy es imposible a causa del elevado precio que tienen los alquileres.

Preguntar y escuchar. La otra tarde, invité al concejal de VOX, Fulgencio Coll Bucher, a quién también le preocupa la pobreza de nuestros conciudadanos, a que visitara el Llar Inge, de la Fundación Tardor, sito en General Riera. Y él, naturalmente, aceptó, acudió y lo recorrió. Ascen, la responsable de este llar y el Llar Kurt (que está en el Polígono de Son Castelló), le explicó lo que le habíamos adelantado: que dichos llar no funcionan gracias a las ayudas que puedan recibir de las instituciones, que no reciben ninguna, que quienes los habitan pagan una mínima cantidad de sus ingresos -pongamos que si tiene una paguita de quinientos euros, pagan ciento cincuenta, quedándose el resto para ellos- , con los que Tardor hace frente a gastos de luz, agua, etc., recibiendo a cambio, y gratis, desayuno, almuerzo, merienda y cena, además de una cama con sábanas limpias, a lo que hay que añadir duchas con agua caliente y fría, un servicio para lavar la ropa, además de un lugar donde ver la televisión o recibir visitas.

Naturalmente, Ascen no entró en detalles de cómo obran a diario esta especie de milagro… Pero le habló, sí, de personas y de empresas que, desinteresadamente, colaboran con la causa, y le habló, naturalmente, del voluntariado que tienen, con el que suplen con creces las aportaciones que puedan prestar los funcionarios, que sí tienen otras instituciones sociales del Govern, Consell y Ajuntament.

Manos a la obra. Fulgencio, entre sorprendido e intrigado, le hizo el siguiente planteamiento: «¿Ustedes serían capaces de llevar Las Hermanitas de los Pobres tal y como llevan los dos llar? Me refiero -subrayó- sin funcionarios, como entiendo que los tendrá dicha casa de acogida?»

Ascen asintió. «Y si parte de los sueldos que van a percibir esos funcionarios, nos los ceden, mejor todavía. Porque todo -apostilló- es cuestión de saberse organizar». «Y es que la experiencia -le dije al general, ya en la calle, finalizada la visita-, incluso en temas de reorganizar la pobreza, es un grado. Y ellos la tienen, basta, si no, ver lo que están haciendo. Y más que podrían hacer si les escuchasen».

«Sí. Lo suyo sería que los políticos, en casos como éste, nos dejáramos guiar por personas como Ascen, que tienen experiencia en esta materia. Porque si han conseguido sin apenas ayuda lo que han conseguido... ¿Pues qué no conseguirían con apoyo de las instituciones? -se preguntó Fulgencio-. De verdad que salgo gratamente sorprendido del llar, por lo que, a nada que tenga ocasión, lo expondré en el lugar apropiado. Y es que, cómo digo, la experiencia vale mucho, y Tardor la tiene». Pues venga, ¡manos a la obra.