Tomeu Pizà este martes con parte de su numerosa familia, con quien celebró su 100 cumpleaños. | Pilar Pellicer

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Tomeu Pizà Bauzà cumplió este martes un centenario de edad rodeado de sus hijos, nietos y bisnietos. Una familia de más de cuarenta y nueve personas a la que Tomeu ve crecer cada día, desde hace ya cien años. Por otra parte, la memoria no le falla, lo que hace de su mente una caja de anécdotas inagotables. «Recuerdo todo, he vivido el reinado de Alfonso XIII, la Segunda República, la guerra civil, la dictadura y la transición», comenta orgulloso el hombre. Con tan solo dieciocho años enfermó de Tuberculosis, y, contra todo pronóstico, con los cuidados de su padre— médico en la antigua Casa del Socorro— pudo salir adelante. Además, admite que su incansable pasión por el deporte le ha traído hasta donde está hoy. «Ha llevado una vida muy familiar y muy sana», concluye su hija menor, Matilde Pizà.

Cuando Tomeu habla de su familia no puede evitar esbozar una sonrisa. «Estoy muy orgulloso de mis hijos, nunca me han dado problemas», confiesa emocionado. Desde siempre, los Pizà han sido un núcleo unido. Una unión posible gracias, también, a la mujer que marcó la vida de Tomeu desde el primer momento en que cruzaron miradas, su esposa y madre de sus hijos, Camila Capó. Durante su juventud fueron vecinos y más tarde llegaron a ser incluso pareja de dobles en tenis. Tomeu Pizà y Camila Capó se dieron el «Sí quiero» en el año 1949. Y disfrutaron del matrimonio más de 79 años. Por desgracia, Tomeu tuvo que hacer frente a la pérdida de su mujer hace tan solo cuatro años, en 2020. «Camila era maravillosa, tenía mucha energía», recuerda el viudo.

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Tomeu Pizà paseando de la mano de su mujer Camila Capo y dos de sus hijas.

Una de las muchas pasiones que compartían era el deporte, y es que ambos acumulan un gran número de trofeos en tenis. Aunque en un principio, jugaban en la categoría de individuales, más tarde decidieron compartir también su vida deportiva en la modalidad de dobles. «Jugué a tenis hasta los 82 años», confiesa orgulloso. A día de hoy, Tomeu todavía conserva ese aspecto atlético. El fútbol es otro de sus deportes favoritos: «Nunca he jugado, pero me gusta mucho verlo», aclara el extenista. Aficionado histórico del Real Mallorca, ha visitado tres campos diferentes durante los anales del club. Ahora, disfruta de los partidos desde su casa.

La niñez de Tomeu transcurrió con normalidad. Cursó sus estudios en el colegio de la Salle. Sin embargo, su adolescencia estuvo marcada por una terrible enfermedad. A los dieciocho años enfermó de Tuberculosis, una de las infecciones bacterianas más temidas de la época por su alta tasa de defunciones. No obstante, Tomeu consiguió recuperarse tras pasar tres meses en cama con la total atención de su padre, médico en la Casa del Socorro. Además del cuidado de su familia, el entonces joven también recibiría la ayuda de otro médico de Palma, gracias a los contactos de su padre en el gremio. Esta enfermedad libró a Tomeu de realizar el servicio militar. Y más tarde, montó una empresa de pesaje municipal, a la que dedicó sus años de actividad laboral.

A día de hoy, el entrevistado está al corriente de toda la actualidad informativa. No se le escapa ni un solo tema. Pero la política es otra de esas cosas con las que disfruta debatiendo. Respecto a su rutina diaria, Tomeu convive con su cuidadora, Lili, con quien muestra sobrada complicidad. Y Matilde, su hija menor, es su ojito derecho, ya que residen muy cerca el uno del otro. Cada jueves, todos los hermanos se reúnen en casa de Tomeu. Y los domingos, es tradición para el anciano salir a comer a la casa de alguno de sus hijos. Todo un centenario dedicado a la familia, el deporte y a su gran amor ¡Por muchos años más!