Imagen de la monologuista Patricia Galván. | R.D.

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Su humor afilado como una daga ha brillado en los escenarios de Florida y Nueva York. En los USA entendió que la vena humorística americana es cualquier cosa menos sutil -«son muy destroyers»-. Patricia Galván también ha dejado su impronta en programas con enorme cuota de pantalla, como Got Talent y La hora de José Mota. A Palma llega con Hardcore, un monólogo que escandalizaría a cualquier fan de Dowton Abbey. Deslenguado, transgresor e indómito, pero también salpicado de ingenio y mordacidad. Hardcore es, ante todo, una propuesta que ignora los límites de la corrección política, un ejercicio de audacia en estos tiempos timoratos. Lo presenta este viernes a las 22.00 en Rívoli Aficine dentro del FesJajá.

¿De que va a reírse el público en Hardcore?
— De todo, absolutamente de todo. No tenemos límites.

¿Cree que la realidad es el mejor motor creativo?
— Sí, sin duda. La vida está para reírse de ella un rato.

¿Qué le inspira a la hora de crear contenidos?
— Normalmente hago un tipo de comedia muy americana, hablo a través de mis propias vivencias, con esto llego a mucha gente que se siente reflejada.

Hacer reír es... ¿un don o un trabajo?
— Es un don y una condena, porque es también un trabajo, obviamente. Pero si no tienes el don es muy complicado dedicarte a esto o ir de gira por varios países.

¿El público americano tiene un sentido del humor más sofisticado?
— Todo lo contrario, siempre pongo el ejemplo de que yo llegué a Nueva York el 12 de septiembre de 2001 y ya se estaban haciendo chistes de lo que pasó con las torres gemelas. Literalmente. Tenía un concepto muy equivocado del humor americano, realmente es más bestia y más directo que el nuestro.

¿Si algo no debe tener el humor son pelos en la lengua?
— Los pelos en la lengua tienes que encontrártelos en otras situaciones de la vida (risas). El humor tiene que ser crudo.

¿Qué tienen las desgracias que dan siempre tanto juego?
— Que son muy divertidas, es la primera ley de la comedia. Si alguien se resbala con un plátano te ries, pero si además en la caida se lleva por delante a un viejo ya ni te cuento...

¿La comedia hecha por mujeres está pasando por su mejor momento?
— (Se lo piensa) Cuando intenté empezar me costó precisamente por ser mujer, me ha costado muchísimo conseguir mi sitio. Y actualmente hay compañeras que también lo sufren.

¿Coincide con quienes tachan de feminista el humor hecho por mujeres en este país?
— Mi espectáculo se llama Hardcore, así que ya imaginarás que no me siento demasiado identificada. Creo que todos los tipos de humor son lícitos pero me parece ridículo que se diga eso.

¿Cuál es la mayor verdad que le explicaron sobre el mundo del stand up?
— Mejor te digo la mayor mentira que me dijeron: ‘Si te metes en esto vas a ser una desgraciada’. Hay un estigma muy grande sobre esta profesión y lo importante es que te apoyen.

¿Cómo se combate la soledad de su profesión?
— Pues mira, esto lo he hablado con muchos compañeros que han empezado a beber para combatirla. La adrenalina te impide conciliar el sueño, yo suelo ponerme pelis de terror o a veces vuelo a ver el bolo.

¿Quién pone más límites al humor, la izquierda o la derecha?
—La persona que es gilipollas, y esta no tiene color político. Y por mi propia experiencia te aseguro que si alguien está predispuesto a ofenderse, cuando venga a mi show se va a ofender.