Un sable láser completo puede costar unos 300 euros. | Alejandro Sepúlveda

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El pollencí Lluc Cifre logró hace unos días el quinto puesto en la variedad de Estilo en el campeonato mundial de ludosport celebrado en Milán. Esta disciplina, surgida en 2007, consiste en batirse en duelo utilizando un sable de plástico macizo, idéntico en apariencia a las espadas láser que popularizó la película Star Wars a finales de los años 70 y que siguen más que vigentes a día de hoy en el imaginario colectivo gracias a sus secuelas. A pesar de que todos relacionamos esta espectacular disciplina con la saga creada por George Lucas, el ludosport va mucho más allá. El propio Cifre, estudiante de Filosofía de 19 años, lo explica en conversación con Ultima Hora.

El único balear del campeonato relata una experiencia que define como «muy intensa y divertida» y añade que «hacía mucho tiempo que lo venía preparando y, al ser mi primera vez, he quedado muy contento con el resultado. Además, he tenido la suerte de que vinieron unas doce personas entre familiares y amigos a apoyarme. Hubo tensión y nervios en algún momento por la presión, evidentemente».

Este deporte se divide en cinco estilos de combate; los dos primeros niveles son básicos y comunes para todos los contendientes y, una vez superados, encontramos tres especialidades más complejas a elegir. La que sigue Cifre «es la cuarta. Se trata de la más acrobática de todas. En ella, la flexibilidad y la explosividad permiten más cambios de altura. Hay un componente importante de engaño. En cada nivel aprendes diversos tipos de ataques y defensas y una manera distinta de resolver los problemas y las situaciones que se presentan. Es casi una filosofía».

Lluc Cifre batiéndose en duelo con un oponente en los Mundiales de Ludosports celebrados el 17 de noviembre.

Juego limpio

Esta disciplina sin federación es mixta, donde hombres y mujeres compiten en una misma categoría. Además cuenta con unas reglas de puntuación similares al esgrima. «Si nos ‘hieren’ desde el codo hacia abajo o desde la rodilla para abajo, el combate no se para, pero debemos abrir la guardia durante un segundo dejando ventaja al rival para que pueda asestar un golpe a un punto importante y ganar un punto que es el que realmente importa a la hora del computo final».

El ludosport es un deporte autodeclaratorio. Lluc lo explica: «A veces es complicado que los jueces se den cuenta cuando somos ‘heridos’ porque son movimientos muy rápidos; por eso estamos obligados a admitir e informar de los impactos recibidos. Es un deporte con valores por lo que es una falta de respeto no admitir que se ha recibido un golpe».