Bien, tres o cuatro días después, al volver a pasar de nuevo por allí, nos encontramos con que sobre ese tramo de calzada habían echado gravilla con alquitrán. O lo que es lo mismo, habían echado mano de la chapuza para arreglar el problema, lo cual, con el paso de los días, causó el efecto contrario: la zanja de gravilla con alquitrán se iba agrietando, por lo cual requería de nuevo mano de obra, o de lo contrario su deterioro alcanzaría cotas mayores, como así ha sido, porque ayer... ¡Hela ahí!, descuajaringada, casi peor de cómo estaba antes de arreglarla la primera vez. Sí, en menos de dos meses, peor que antes.
Bien, ¿y ahora qué? ¿La van a dejar así? ¿La van a arreglar como la otra vez, engravillándola con alquitrán y a ver cuánto aguanta? Porque esa zanja, el día menos pensado, dado el tráfico que circula sobre ella –entre otros, todos los autobuses del TIB–, va a petar, es decir, se puede convertir en socavón, y todo porque lo que está mal, casi siempre tiende a empeorar.
Es como lo de las baldosas que se levantan frente al chaflán de la Policía Nacional de Palma, entre Passeig de Mallorca y Simón Ballester, y de ellos, uno concretamente contra el que tropieza mucha gente.
Lo denunciamos tras habernos pasado una hora viendo como los viandantes tropezaban contra ella –concretamente cinco, que de no ser por un milagro se la hubieran pegado contra el suelo, pero de cuyas bocas salieron rayos y centellas–, y que sin embargo, el lunes, seguían tal cual, siendo un peligro.
Como lo son también las baldosas levantadas –y también denunciadas la pasada semana– en la explanada que hay entre los institutos Joan Alcover y Ramon Llull, junto a la papelera, baldosas despegadas del suelo, sobresaliendo respecto a las demás, con las que puedes tropezar fácilmente ya que son una trampa. Pues bien, ahí siguen…
A principios de este año que termina, denunciamos el estado de una tapa de hierro de color oscuro que hay en la muy transitada esquina de Son Pontivic con Joan Alcover. Y la denunciamos porque por entonces estaba rota de arriba abajo, lo cual suponía un peligro para el viandante, pues a costa de pisarla podía ceder hasta romperse y hundirse. Sin embargo, han transcurrido meses, y ahí está, siguiendo la lógica de todo lo que está mal puede empeorar, como está ocurriendo, dado que la ruptura es cada vez más pronunciada, por lo que puede ceder cuando menos lo pensemos. Y lo peor, que cuando eso ocurra igual hemos de lamentar que alguien meta el pie y se lo fastidie. Por eso, a quién corresponda le ha llegado el momento de ponerse manos a la obra. Y no tiene pérdida, eh, porque, repetimos está entre las calles Son Pontivic y Joan Alcover, y es un tramo muy transitado.
Mientras ha durado la reforma de la Plaça de España, de Palma, ha sido un no parar de patinetes y bicis yendo y viniendo a su bola, con peligro para los viandantes, por dicha plaza. Y eso ha ocurrido, incluso poniendo señales que indicaban que estaba prohibida la circulación por ese tramo.
Sin embargo, a raíz de su inauguración tras la reforma, ni bicis ni patinetes circulan ¿Por qué? Pues porque a diario hay dos policías y su presencia impide que los conductores circulen por allí. Ni una, eh. Porque como te pilen, multa.
Pues bien, si la presencia policial es eficiente ahí, lo será también en cualquier otro punto de la ciudad. Me estoy refiriendo, por ejemplo, a la calle Picos de Europa, en Son Gotleu, zona conflictiva como es la barriada de La Soledat. Pero como en todas las casas se cuecen habas prestar atención al trayecto La Seu-Plaça de Cort, sobre todo cuando hay turistas a quiénes los rateros, sin polis a la vista, les roban lo que pueden… Y es que está demostrado: donde hay Policía Local vigilando, de paseo, o como bien se dice, donde hay presencia policial, no hay conflictos. Pues eso. Y si los que hay no son suficientes, hay que poner más.
3 comentarios
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Éstos pijos del centro...por una baldosa tienen que sacar noticia. Pasa por Pere Garau y te caerás de espalda
y de paso asfaltar mas de media Palma,, que está el asfalto fatal en muchas calles,,,,
Las carreteras y aceras en las ciudades están en pésimas condiciones y muchas veces no permiten a los usuarios de sillas de ruedas bajarse de la acera porque no está adaptada. Nadie ve esto. Carreteras reparadas y después de dos años están destrozadas.