Amalia Suquet y Pere Armengol, del restaurante La Mirona. | R.D.

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El restaurante La Mirona ha anunciado una noticia muy triste para su clientela. El conocido local, situado en la calle de Sant Jaume y liderado por Pere Armengol y Amalia Suquet, se despedirá para siempre este sábado, tal y como han explicado en un comunicado, señalando que clausuran definitivamente el establecimiento después de estar más de 13 años en activo en los que han proporcionado «alegrías, sabores únicos y una hospitalidad que nos hacía sentir como en casa».

Este es el comunicado íntegro en el que han anunciado su ‘adiós’:

Nos toca despedirnos de un rincón muy especial de nuestra ciudad. Después de más de trece años de alegrías, sabores únicos y una hospitalidad que nos hacía sentir como en casa, el restaurante La Mirona, liderado por Pere y Amalia, cerrará sus puertas este sábado 21 de diciembre. Desde sus inicios como ‘rebost’ de productos ricos y variados; este lugar ha sido mucho más que un restaurante: ha sido un hogar para quienes hemos tenido la suerte de compartir mesa y vivir su más pura esencia.

Con su encanto discreto y una cocina que transmite calidez en cada bocado, La Mirona se ha ganado un lugar en los corazones de quienes lo visitaron. No era de extrañar encontrarte a alguien rodeado de amigos disfrutando en una de las discretas mesitas o en la barra. Frases como «como estar en casa» o «un rincón escondido lleno de magia» se repiten entre quienes se han dejado conquistar por su autenticidad. Pere y Amalia logran algo especial: cada visita es como volver al hogar de unos amigos que siempre te esperan con los brazos abiertos.

En este espacio tan querido, Pere, con su elegante delantal, recorre las mesas cantando y tomando las comandas con su característico humor (quienes le conocen ya me entienden), mientras refunfuña cariñosamente porque no hay más espacio para los curiosos que se asoman por la puerta. Por su parte, Amalia cuida hasta el último detalle, supervisando con una dulzura y dedicación que se reflejan en platos que parecen pequeñas obras de arte.

Entre los más recordados, no podemos olvidar los canelones de changurro, las alcachofas en sus diversas versiones, la carrillera de ternera, el parmentier de patata con pulpo, las bravas, el atún confitado y sus deliciosos postres; acompañado de una exquisita selección de vinos locales que Pere elige con mucho mimo.

El cierre de La Mirona no es solo el final de una etapa, es también una celebración del legado que nuestros queridos Pere y Amalia han construido con tanto amor y esfuerzo. Nos están mostrando que la gastronomía puede ser mucho más que comida: es una forma de crear conexiones, de celebrar la vida y de compartir momentos únicos que se quedan grabados para siempre.

Desde aquí, solo podemos darles las gracias por cada sonrisa, cada brindis, cada sobremesa interminable y cada pequeño gran recuerdo que nos llevamos con nosotros. Pere, Amalia y su maravillosa familia han dejado una huella que será difícil de borrar en Palma y en nuestras vidas.

Les deseamos todo el éxito y la felicidad en esta nueva etapa. Siempre tendrán un lugar especial en nuestros corazones y en la historia de esta ciudad.

Con gratitud infinita.