¿Es usted de aquellos que siente tristeza cada vez que desaparece un rótulo antiguo, de esos que llevan toda la vida y ya forman parte de la identidad de su localidad? Todo evoluciona y los negocios cambian de manos, pero ¿no es una lástima que todo ese patrimonio, no solo gráfico sino también emocional, vaya cayendo en el sumidero de la historia?
Ahora tiene la oportunidad de poner su granito de arena para la conservación de todos esos rótulos y carteles antiguos que confieren autenticidad a nuestras calles, forman parte de nuestro paisaje urbano e identidad colectiva. Rotuïlla, iniciativa impulsada hace 4 años por el diseñador gráfico Toni Sorell para la protección del patrimonio gráfico de la Isla, ha lanzado la campaña ‘Adopta un rótulo’.
«Muchas veces es difícil que un rótulo permanezca en su ubicación original si hay un cambio de uso en el comercio o si éste desaparece», explica Sorell. «Muchas veces, son los mismos propietarios los que no saben qué hacer con ellos», añade.
Para evitar que se pierdan, se propone encontrar familias adoptivas para los rótulos con cierto valor estético-histórico que estén en peligro. En cualquier caso, «la persona, empresa o asociación que adopte no será propietaria y se compromete a guardarlo, cuidarlo o restaurarlo con todo el cariño que se merece», subraya.
«Cada rótulo adoptado pasará a formar parte de un listado junto a otros propietarios de rótulos para tener un inventario de dónde está nuestro patrimonio gráfico y en qué estado», explica Sorell. «Es la única manera que se nos ha ocurrido de tener censados estos valiosos elementos para posibles exposiciones, catálogos, etc.», abunda.
Todo ello, mientras las administraciones no se pongan manos a la obra para, como propugna Sorell, «catalogar todos estos rótulos que dan carácter a la ciudad, reconocerlos como patrimonio gráfico y protegerlos para, en primera instancia, mantenerlos en su sitio y, en segunda, conservarlos adecuadamente y exponerlos en museos o centros de interpretación para disfrute de la ciudadanía».
«Lamentablemente, el patrimonio gráfico de Palma no es que no esté catalogado, es que ni siquiera está contemplado» denuncia. «Mucho menos aún, el patrimonio emocional, esto es, todos aquellos elementos que forman parte de la vida de la ciudad y de nuestros recuerdos», incide.
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