Carmen Abraham, palmesana, padeció un cáncer, que afortunadamente superó, pero sigue en tratamiento, con controles, lo cual hace que a menudo vaya a Valencia, «a la localidad de l’Eliana, a casa de una amiga, ya que hay días que necesito que estén pendientes de mí». Allí suele pasar una o dos semanas en plan relax.
Hace dos semanas, coincidiendo con la manifestación contra el presidente de la Generalitat Valenciana, regresó de una de esas estancias, pero: «Es que cuándo Valencia sufrió la dana, a finales de octubre, también estaba yo allí, padeciéndola junto a miles de valencianos, ayudados únicamente por voluntarios, ciudadanos de a pie, hombres, mujeres y jóvenes, algunos llegados de lejos, que todos a una salieron a ayudar, mientras los que mandan no hacían nada. Recuerdo que aquel día de la dana, en l’Eliana estuvo siempre lloviendo, cada vez con más fuerza. Por fortuna los que vivíamos allí, al estar en una zona alta, no vivimos la tragedia que vivieron otros, muchos de los cuales murieron de la forma más horrible, ahogados en la riada, enfangados, sin poder salir de sus coches, o arrastrados por el agua. Desde la ventana de casa pude ver al día siguiente como los helicópteros sacaban de lugares completamente anegados a personas. Fue algo increíble, que se saldó con más de 200 muertos. Que creo que son más, pasa que a lo mejor los han ocultado. Y, ya digo, de no ser por los voluntarios que actuaron desde el minuto cero, pudo ser peor. ¡Ah!, y para colmo, nos quedamos sin internet, por lo que estuve incomunicada con mi hijo, hermano y cuñada».
La alarma sonó tarde
Por supuesto, también recuerda la hora en que saltó la alarma, a las 20.00 horas: «Cuando todo estaba prácticamente perdido, cuando las calles estaban completamente anegadas, con gente dentro de los coches ahogándose, con gente arrastrada por la riada, ahogándose… ¿Por qué no sonó antes? Eso no lo entiende nadie, sin embargo, a causa de eso, más de 200 muertos, y a día de hoy, muertos sin ser hallados. Pero, lo peor de todo es que nadie de los que mandan se quiere responsabilizar del error cometido. Nadie ha dimitido, cuando hay muchos culpables, unos por no haber actuado cuando tocaba, y otros por no haber tomado cartas en el asunto al ver que los responsables no actuaban. Pues así están la cosas. Nadie quiere asumir responsabilidades… ¡Vergonzoso! Yo estoy indignada, sobre todo por las muertes tan terribles que ha habido, todo por no dar la alarma a tiempo, y encima, ahora, unos se echan las culpas a los otros. Sobre todo el presidente de la Generalitat, que después de dar diversas versiones sobre donde estaba en aquellos momentos tan críticos, sigue ahí. En fin… ¡Vergonzoso! ¿En qué manos estamos? Porque, mientras tanto, y según he podido ver la otra semana que estuve allí, muchos lugares de Valencia siguen en pésimo estado, con coches embarrados en las calles, aceras destruidas, tiendas cerradas, casas sin poder ser habitadas, ayudas prometidas que no llegan… ¡Y nadie ha dimitido, nadie ha asumido la responsabilidad».
Siete días en Riga
El escritor Juan Negreira nos llama desde Riga, la capital de Letonia. «Después de un tortuoso viaje, este lunes pasado, por fin conseguimos llegar a Riga, donde nos hemos encontrado con un frío de muerte, pero que no ha hecho mella en nuestro ánimo», añadiendo que «nos hemos reunido doce historiadores de toda España para seguir los pasos de aquellos jóvenes de la División Azul, que en mi caso se concentra más en los mallorquines.
Juan Negreira, que está con otros historiadores en Riga (Letonia) siguiendo los pasos que dieron soldados de la División Azul.
Es mucho el trabajo que tenemos por delante, del que mando ya los primeros éxitos. Llevando un buen dossier de fotos de época para que nos sirvan de referencia, el primer sitio que hemos estado ha sido el que fue Hospital Militar Español de retaguardia. Increíblemente, se conserva tal cual como en la época que lo usaron los españoles (1942-1944). Por este hospital pasaron cientos de ellos, y entre ellos, muchos mallorquines. Su último director fue el comandante Antonio Grau Pujol, el mismo que tuvo su clínica privada en Marqués de la Cenia, donde hoy está el hotel Artmadams». Pasa, a continuación, a contarnos sobre el segundo objetivo del viaje: «De verdad que ha sido más arduo, pero con un final feliz, ya que hemos localizado dónde están enterrados los 45 españoles muertos en ese hospital, y que no es otro lugar que el Cementerio de los Héroes, y gracias a una secuencia de fotos hemos encontrado la tumba de un mallorquín, el comandante de Infantería, José Payeras Alcina, herido en la batalla de Krasny Bor. En torno a la tumba, hemos rezado una sentida oración y depositado un puñado de tierra mallorquina en su tumba como símbolo de recuerdo y homenaje, y... Pues que sigue haciendo un frío que pela, pero seguimos trabajando hasta el próximo lunes, en que iniciaremos el regreso a Palma».
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Mazón dimisión.