Tréboles, cerveza y nostalgia

El fotógrafo y cineasta irlandés Philip Rogan charla sobre el Día de San Patricio, patrón de la 'Isla Esmeralda'

Philip Rogan es un fotógrafo, docente y cineasta dublinés asentado desde hace años en la Isla.

TW
0

Procedían de un país pequeño, pobre y atormentado, todavía no reconocido como potencia musical. Descubrí a U2 en 1987, al vuelo de unas canciones que combinaban guitarras impetuosas con una poesía certera. Compré The Joshua Tree -‘el mejor álbum de la década’, según NME- y casi pulvericé los surcos del vinilo de tanto escucharlo, en especial el tema In god’s country, una vibrante mezcla de rock, blues y folk irlandés decantado sobre unos textos con tintes reivindicativos. Fueron las 1.500 pesetas mejor invertidas de mi vida. Gracias a Bono y compañía descubrí la rica idiosincrasia del pueblo irlandés, con el que, siendo catalán, no me costó empatizar.

Tirando del hilo cultural me topé con la obra de dos Premio Nobel de Literatura: James Joyce y George Bernard Shaw, el autor del mayor clásico del terror gótico, Bram Stoker; y la afilada pluma de Oscar Wilde, la personificación del dandismo victoriano. Así que en honor a San Patricio, patrón de Irlanda, no podía dejar pasar la oportunidad de escribir cuatro líneas sobre el ‘gran día’ de la Isla Esmeralda.

Charlamos con Philip Rogan, un dublinés asentado en la Isla desde hace más de 20 años. Fotógrafo, cineasta y profesor de arte y cine... ya ven que es un tipo inquieto. Le preguntamos como suele celebrar la efeméride en la Isla, en contraste con su tierra. «Suelo ir a Santa Ponça, hacen un evento que tiene mucho éxito». Aunque reconoce que «no me reúno específicamente con irlandeses, normalmente voy al festival con familia y amigos, que son españoles, mallorquines y de otros lados. Mallorca es multicultural en ese sentido».

En su país, sin duda, vivía más intensamente esta fecha, «de niño solía ir a la oficina de mi padre, una compañía de transbordadores en Westmoreland Street (Dublín), y ver el desfile desde el balcón de su oficina con un montón de compañeros de trabajo y sus familias. El desfile es lo más importante en Irlanda y en el resto del mundo el día de San Patricio». Ya de adulto, recuerda como «quedaba con amigos para tomar una pinta o dos en el pub The Cedars».

Siendo la irlandesa una comunidad extendida por la mayoría de territorios de lengua inglesa, el Día de San Patricio se vive muy intensamente en Estados Unidos, de hecho «el desfile más grande es el de Nueva York, y en Chicago tiñen el río de verde». Precisamente el verde teje un vínculo indisoluble con Irlanda, «es nuestro color, en mi país hay mucho verde porque llueve mucho. La mayor parte de la tierra es agrícola y no silvestre, y gran parte es pasto para alimentar al ganado, así que hay mucho verde». Pero hay más conexiones con este color: el trébol, una planta con enorme arraigo en la tradición irlandesa, es verde. «Se dice que San Patricio utilizó esta planta de tres hojas para explicar la Santísima Trinidad mientras predicaba». Asimismo, «en la rebelión irlandesa de finales del siglo XVIII, los revolucionarios vestían de verde como símbolo del nacionalismo contra el dominio británico».

Otro dato que refuerza la conexión de este color con el país y la festividad de San Patricio es su apodo. «Se conoce a Irlanda como ‘Isla Esmeralda’ por su exuberante paisaje verde». Y, por supuesto, «está la bandera irlandesa, que es parcialmente verde».