Imagen de una de las salas que incluyen la exposición de Frank Gerritz. | Pere Bota
El artista alemán Frank Gerritz (Hamburgo, 1964) explora los contrastes entre luces y sombras con su exposición Then and there, una mirada a 30 años de trabajo de dibujo y escultura.
Frank Gerritz es un artista alemán de relevancia internacional cuya obra está presente en destacados museos e importantes colecciones privadas, pero sin duda lo que caracteriza al artista de Hamburgo es la altísima calidad de su obra, el uso predominante del negro, la línea, los cubos y el ángulo recto con la falta de todo ornamento, se ven compensados con la exquisitez del material, la pulcritud del acabado y la precisión de su ejecución. Todo ello amparado por un cierto misticismo formal y aura espiritual que persigue la distinción mediante la belleza de lo austero, el alejamiento de la estridencia, la pureza de lo sencillo, la neutralidad de lo aparentemente no sofisticado y el rechazo de lo común.
El trabajo de Gerritz transmite infinitud cósmica y serenidad de ánimo muy cercanas al transcendentalismo. Se trata de una obra que no amenaza con el caos y cuya grandeza puede sentirse en la contemplación. La elegante sobriedad pictórica de sus esculturas de pared y el ritmo de sus series logra la más pura manifestación de serena armonía, y plenitud.
Esta sencillez conceptual y el hecho de permanecer anclado en una noción puramente ideal de belleza y armonía es propio de épocas en las que se busca refugio en el conocimiento de algunos valores estables, sólidos y eternos frente a lo efímero, lo corpóreo, lo evanescente, lo fungible, o lo relativo y líquido de que habla Zygmunt Bauman, y que inunda nuestro tiempo.
Por ello, la exposición de Frank Gerritz es gratamente oportuna para experimentar la fenomenología de la percepción, requiere contemplación e invita a la reflexión, todo ello sin duda, enormemente conveniente en tiempos de grandes incertidumbres.