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La cautela con la que se manifiesta la titular de la Conselleria de Treball i Formació, Joana Barceló, en la presentación de los últimos datos referidos al mercado laboral de Balears confirma, a pesar de la mejoría registrada en julio, la dureza y profundidad del paro. Los ligeros atisbos de reactivación que supone el romper, aunque de manera casi inapreciable, la tendencia de los últimos años y la mejora en las cifras de filiación a la Seguridad Social, no permiten anunciar el fin del ciclo negativo en el que están inmersas las Islas, al igual que el resto de España, en materia de contratación de trabajadores. Desde el propio Govern, al igual que los sindicatos, auguran que con el final de la temporada turística y de las obras públicas vinculadas al Plan E las tasas de desempleo alcanzarán cotas inimaginables.

Tal y como están las cosas conviene tener muy presentes las palabras de la consellera Barceló: el paro ha llegado para quedarse. Es decir, la anunciada recuperación de la economía a partir del próximo año no llevará aparejada una reducción sustancial del paro. Es decir, una tasa importante de desempleados "en especial los vinculados con el sector de la construcción" acabarán cronificando su situación laboral por ausencia de demanda.

La importante inyección financiera que supondrá el nuevo modelo de participación de las autonomías en los ingresos del Estado, en el que Balears obtiene un importante avance respecto a la situación actual, debe servir para ejecutar planes de reconversión de buena parte de la masa laboral existente en la actualidad. Ahora es el momento de estudiar los nuevos planes de formación si no se quiere seguir lastrando los recursos destinados a las prestaciones sociales del futuro.