El mismo día que Palma, y Mallorca, protagonizaron las imágenes de todos los telediarios con la simpáticas fotos de los príncipes de Asturias paseando por el Parc de la Mar "una promoción impagable", nuestra Comunitat saltaba a la primera plana de la actualidad con otro caso de corrupción. Las cuentas del velódromo Palma Arena, que nunca cuadraron, han provocado "de momento" la detención de seis personas que podrían aportar claridad a lo que pasó con la que había de ser «la obra deportiva más importante de Mallorca», tal como se calificó durante el Govern que presidió Jaume Matas.
Una obra faraónica que tenía que costar poco menos de 48 millones de euros acabó en una sangría que duplicó el coste inicialmente previsto. Y todo ello con argumentos que no siempre han quedado lo suficientemente explicados.
Desde hace exactamente un año, la Fiscalía de Balears investiga qué se hizo exactamente con los 90'6 millones de euros que ha costado a los contribuyentes un recinto deportivo mal acabado y que apenas se utiliza para festejos y algún concierto, ya que ni siquiera cuenta con la homologación de la Unión Ciclista Internacional por ciertas irregularidades en la construcción.
Tras meses de pesquisas, ayer se ordenó la detención del que fuera presidente del Consorcio para la construcción del velódromo y concejal de Deportes del Ajuntament y actual portavoz del PP en Cort, Rafa Durán; el ex director general de Esports, Pepote Ballester; el gerente del Palma Arena, Jorge Moisés; un directivo de una empresa publicitaria y un técnico de la constructora. Todos ellos deberán explicar las razones del exorbitante incremento de los costes del edificio y si hubo desvío de fondos.
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