El aparente principio de acuerdo alcanzado sobre la redacción definitiva del Plan de Carreteras de Mallorca por parte de las formaciones que integran el gobierno insular "PSOE, UM y Bloc" pretende, en realidad, aplazar la ejecución de los proyectos de mayor envergadura para completar la mejora de la red viaria de la Isla. Queda, además, la incógnita sobre el voto final de Esquerra, que podría oponerse al Plan por exigir criterios todavía más restrictivos respecto al diseño y mejora de las vías de comunicación.
La sociedad mallorquina en su conjunto tiene asumido que el cupo de grandes infraestructuras viarias en Mallorca ya está cubierto, una tarea "acertada" que llevaron a cabo el PP y UM en la pasada legislatura con la prolongación de las tres autovías "Inca, Llucmajor y Ponent" y el desdoblamiento de la carretera de Manacor. Ahora, sin embargo, se ha optado por diferir hasta el 2017 proyectos como los desdoblamientos Llucmajor-Campos y Manacor-Sant Llorenç, además de otros de menor envergadura. La primera fase del Plan de Carreteras se reduce a buscar un apaño para mejorar los accesos al hospital de Son Espases. El pretendido acuerdo de mínimos entre los integrantes del pacto en el Consell incluye, también, medidas para ralentizar la velocidad de los vehículos que utilicen la red secundaria.
Quedan por conocer las razones que justifican las decisiones que pretende llevar adelante el Consell. Da la impresión que quieren hacer prevalecer el conservacionismo del territorio sin que se sepa en qué lugar queda la valoración de parámetros como el de la seguridad y la mejora de las comunicaciones. De nuevo, el Pacte cae en sus errores del pasado y decepciona, con su parálisis política, a miles de ciudadanos que opinan que no hay que hacer más autopistas pero sí mejorar el acceso a ciertos núcleos urbanos.
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