Durante su prolongado mandato, Merkel ha dado pruebas de un inequívoco espíritu europeísta que ha permitido mantener la cohesión de la UE; todo un logro si se repasan las sucesivas crisis a las que se ha sometido.
El valor de la estabilidad.
Durante cuatro legislaturas consecutivas, Alemania ha logrado dejar atrás las disputas partidistas para mantener su liderazgo económico en el Viejo Continente. La consideración de ‘locomotora' europea no es sólo una referencia metafórica. La pujanza alemana, además, se ha acrecentado por la salida de Gran Bretaña de la UE. Otro tanto podría decirse del plano político.
Muchas de las crisis en este aspecto de los últimos años –la migratoria es una de las más destacadas– se han resuelto a partir de la última palabra de Merkel; asumiendo incluso su coste electoral adverso. La manera de afrontar la estrategia contra la COVID-19 le valió el apoyo unánime de todos los partidos del Bundestag, algo insólito en otros países.
Nuevo escenario.
Sin Merkel en la Cancillería, se abre definitivamente un nuevo escenario y no sólo en Alemania, también en la UE. Sus sucesivos mandatos no provocan indiferencia, pero todas las críticas van acompañadas del respeto a una mandataria con unos modos de ejercer el poder que no abundan: discreción, pragmatismo y sensatez. El de hoy no es un domingo cualquiera, no sólo para los alemanes; también para el resto de europeos.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.