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Las desavenencias internas del Gobierno vuelven a protagonizar la actualidad política; en esta ocasión, a cuenta del crédito de 1.000 millones de euros para el Ministerio de Defensa aprobado en el pasado Consejo de Ministros. La medida cuenta con la oposición frontal de Unidas Podemos, que ha solicitado la convocatoria urgente de la comisión de seguimiento del pacto tras hacer públicas sus críticas a la medida. Este enfrentamiento ensombrece el éxito de la pasada cumbre de la OTAN celebrada en Madrid y en la que el presidente Sánchez logró una importante proyección internacional. La propia vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, denunció «las formas» de los socialistas en cómo se había llevado adelante la iniciativa.

Compromiso internacional.

La aprobación de la partida de Defensa responde, en buena medida, a la necesidad de atender los compromisos internacionales de este departamento; en especial, con el despliege de la OTAN vinculado al conflicto bélico en Ucrania. Para Unidas Podemos, en las actuales circunstancias, la prioridad del Gobierno debe ser la atención social y en ningún caso el incremento de las partidas militaristas. Sánchez queda, por tanto, en la pinza de las exigencias y acuerdos de la OTAN por una parte y la postura de sus socios indispensables. Las divergencias gubernamentales entre el PSOE y UP se han vuelto a poner de manifiesto, una incomodidad que tensiona una vez más la coalición.

Siguen los desencuentros.

El alejamiento entre PSOE y Unidas Podemos en la acción de Gobierno es cada vez más patente. Las crisis se suceden con frecuencia desde el primer el primer golpe fuerte a la alianza: la reforma laboral de octubre del 2021. El último episodio habían sido los incidentes en la frontera de Melilla en los que la intervención de la policía marroquí provocó varios muertos entre los inmigrantes. La pregunta es hasta cuándo será posible mantener la coalición.