Los incentivos a los médicos para reducir las listas de espera en las consultas de los centros de salud de Balears está provocando la falta de facultativos en el área de Urgencias, una situación paradójica en el sistema sanitario público que se ha acentuado durante estos meses de verano. El problema es serio en la medida de que debilita la primera línea asistencial, además de poner en evidencia una clara descoordinación interna y de gestión de los recursos disponibles en el IB-Salut. A la vista de los problemas que ocasiona esta situación resulta inevitable exigir medidas que resuelvan y garanticen una atención adecuada a los usuarios de los centros de salud, tanto en consultas externas como en urgencias.
Un sistema saturado.
Tratar de abordar la raíz de este conflicto requiere que la Conselleria de Salut asuma una realidad incontestable, como es la saturación del sistema sanitario público en las Islas. Las demoras quirúrgicas ya son crónicas, pero los retrasos se van extendiendo a la red de Atención Primaria, donde las citas se adjudican con demoras de meses en numerosas especialidades. La falta de personal, en especial médicos y enfermeras, es clamorosa si se comperara con la evolución de la demanda; la cual corre en paralelo con los incrementos de la población de los últimos años.
Las peonadas, un parche.
Salut y el IB-Salut deben asumir que la fórmula de las peonadas, como cualquier otro incentivo, lo único que provoca es trasladar las carencias de uno a otro departamento. Las soluciones temporales ya no existen cuando es preciso resolver un problema crónico, las medidas a adoptar deben ser de calado y no meras acciones puntuales. Mantener las exigencias de un sistema público de salud como el que se ofrece en España requiere enormes recursos económicos para su financiación, en caso contrario será preciso reducir sus prestaciones. Esta es la auténtica ecuación a resolver.