La entrega del premio a la Trayectoria Empresarial que ayer hizo el rey de España, Felipe VI, al hotelero Gabriel Escarrer Juliá tiene un enorme valor simbólico por cuanto representa el reconocimiento a la labor desarrollada durante décadas para hacer de España, y de Balears en particular, una potencia turística mundial. Escarrer pertenece a una generación irrepetible de emprendedores, personas que pusieron todo su afán en una actividad que en sus inicios despertaba todo tipo de suspicacias. Mucho trabajo y tesón han logrado convertir la cadena Meliá en un símbolo de excelencia en el alojamiento turístico, dentro y fuera del país en un ejercicio de internacionalización que debería ser ejemplo para otros sectores productivos.
Escarrer, un símbolo.
Escarrer lidera a ese pequeño grupo de pioneros que adivinaron el potencial turístico de Balears frente, en muchas ocasiones, a la indiferencia social. En su caso lo hizo desde la base, acompañando a los primeros visitantes que llegaban a la Isla. Fue el embrión de la que en la actualidad es el buque insignia de la industria turística española que se ha expandido por los cinco continentes, tanto con inversiones directas como compartiendo su experiencia en el sector con otras empresas. No debe extrañar, por tanto, que Escarrer figure como uno de los galardonados a la Trayectoria Empresarial; merecimientos no le faltan.
La perserverancia.
El propio Felipe VI ha destacado la perseverancia de Escarrer como uno de sus rasgos más característicos y es que el fundador de la cadena Meliá ha dado sobradas muestras de su fe en el turismo como motor de desarrollo económico para Balears, España y aquellos países en los que trabaja. Ha defendido con vehemencia sus argumentos frente a los arquetipos para adaptarse a la realidad de los tiempos actuales. Escarrer es un referente indiscutible del empresariado balear.