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La negociación de las condiciones del pacto de legislatura entre el Partido Popular y Vox en Balears entra estos días en una fase decisiva, determinante. El pulso entre Marga Prohens y Jorge Campos pone sobre el tablero las dos opciones que se barajan: la abstención de Vox o su entrada en el Govern. El acuerdo alcanzado ayer en València para la Generalitat se ha culminado con la entrada de los seguidores de Santiago Abascal en el gobierno de la comunidad valenciana, pero sin su líder autonómico, Carlos Flores –condenado por un episodio de violencia machista–, que encabezará la lista al Congreso de los Diputados en los comicios de julio. El caso valenciano no es idéntico al balear, allí los votos de Vox son imprescindibles y aquí su abstención será suficiente para investir a Prohens como presidenta.

Las concesiones políticas.

Vox insiste en exigir su entrada en el Govern para apoyar al PP, aunque para ello pretende imponer algunas condiciones que aparentemente supondrían la ruptura de sólidos consensos políticos y sociales alcanzados en las Islas durante las últimas décadas. El plan de máximos de Vox debe someterse a la consideración de una mesa de negociación en el que los dirigentes del PP también están vinculados al mandato de sus electores. La cuestión está en saber hasta dónde son capaces de llevar las necesarias concesiones ambos partidos para llegar a un acuerdo.

El papel de las personas.

La disposición de las personas son un elemento esencial en este tipo de situaciones, circunstancia que afecta por igual a Marga Prohens y Jorge Campos; los cuales anudarán en estos días su futuro político en un sentido u otro. La convergencia de PP y Vox en las instituciones es el único camino si se pretende trasladar a las instituciones algo de estabilidad, una interpretación errónea del mensaje sería un inmenso error para ambos.