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En un escenario político de absoluta incertidumbre, Pedro Sánchez lanzó ayer ante su grupo su candidatura a renovar un gobierno de coalición. El presidente en funciones ha decidido emprender este nuevo viaje sin saber aún si tendrá apoyos suficientes para mantener el control de la Mesa del Congreso de los Diputados, que se elige este jueves. En este primer ‘combate’ trascendente es donde entra en juego Francina Armengol, la carta de Sánchez para presidir la Cámara.

Un guiño al independentismo.

Existe consenso a la hora de entender la maniobra de Sánchez como un guiño al independentismo, en cuyas manos está la llave parlamentaria. La expresidenta balear siempre ha mantenido una excelente relación con los partidos nacionalistas y durante su etapa en el Consolat recibió en varias ocasiones a Carles Puigdemont. Además, en el ideario político de Armengol siempre ha estado presente el modelo de un Estado federal, otro aspecto que la posiciona bien ante las formaciones nacionalistas e independentistas. Sánchez no ha dudado en elogiar a la política nacida en Inca. «Tiene un carácter fuerte» y «es dialogante», aseguró.

¿Adiós a la política balear?.

Si Armengol es elegida finalmente presidenta del Congreso, la política mallorquina se convertirá en la tercera autoridad del Estado. Félix Pons, entre 1986 y 1996, fue el primer mallorquín en ocupar ese cargo y de momento es el único. De esta manera, la líder de los socialistas de Balears ingresará en el núcleo duro del PSOE y formará parte de la toma de decisiones. Si las cosas ruedan bien para Sánchez, es probable que Armengol se despida de la política balear. Habrá que esperar y ver, porque su influjo y su peso en el PSIB pueden perdurar, pero por cuestiones obvias no podrá ser la jefa de la oposición.