La okupación puede tener muchas caras. La historia de dos familias –entre las que se encuentra un niño de solo dos años y medio– que encontraron refugio en el edificio del antiguo Centro de Educación para Adultos La Balanguera, ubicado en la calle Rafael Rodríguez Méndez, de Palma, y que estaba cerrado, así lo corrobora. Los nuevos inquilinos, que no han protagonizado ningún incidente durante todo el tiempo que han habitado en el inmueble estatal clausurado, se enfrentan ahora a una orden de desalojo que impulsa el Ajuntament y que supone su desahucio más o menos inminente. Es una muestra de la crisis habitacional y de los precios desbordados de los alquileres en Mallorca, que excluye a muchas familias con escasos recursos económicos y les obliga a okupar edificios, para no dormir en la calle. Por supuesto, no es admisible ocupar propiedades ajenas, pero hay que diferenciar entre delincuentes que no quieren pagar alquileres y causan daños intencionados y familias desesperadas, sin prácticamente opciones.
Las dos formas de okupar y el drama de la vivienda
Palma16/12/23 0:29
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