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El comercio mallorquín ha entrado en fase de ebullición. El viejo enfrentamiento que mantiene el pequeño comercio con los grandes subyace tras la decisión de una cadena de supermercados (Mercadona) de abrir sus centros el día 31 de diciembre, una fecha que no figura en el calendario de apertura aprobado por la Mesa de Comerç. Aunque ha sido la empresa de Juan Roig la que ha decidido dar un paso al frente –lleva varios días publicitando que abrirá el último domingo del año–, la realidad es que las grandes superficies arropan la decisión del empresario valenciano.

Línea continuista.

La Asociación de Consumidores y Usuarios de Balears (Consubal) también ha expresado en varias ocasiones su disconformidad con las restricciones al comercio, posición que defienden algunas patronales y sindicatos. Durante la pasada legislatura, el conseller Iago Negueruela tuvo que mediar en varias ocasiones para evitar conflictos mayores, aunque la posición del Govern fue clara en este sentido. Con el cambio de color y el desembarco de la derecha, la línea sigue siendo continuista y se aplica un calendario de apertura que no es del agrado de los ‘grandes’.

Los consumidores.

De hecho, tener cerrado el próximo domingo supone para las grandes superficies una importante pérdida de ingresos y también un perjuicio para los consumidores. Cabe recordar que los ayuntamientos gozan de la posibilidad de alterar los días de apertura que fija la Mesa de Comerç. Ante la tensión que había generado el asunto del 31 de diciembre, varios municipios de la Isla, entre ellos Marratxí, Inca y Manacor, decidieron cambiar el día y permitir la apertura ese día. No es el caso de Palma. En este escenario, el Govern ha reaccionado emitiendo una circular en la que recuerda la normativa y las duras sanciones a las que se exponen los establecimientos que incumplan la ley de comercio, en clara advertencia a Mercadona. El pulso no ha hecho más que empezar.