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Hoy publicamos la impactante historia de un analista financiero mallorquín que fue apaleado salvajemente de madrugada delante del edificio de la Fiscalía de Palma, en la Plaza de los Patines, por un grupo de cuatro jóvenes delincuentes que querían robarle el reloj Rolex y el móvil Iphone. La víctima tuvo que ser atendida en un centro hospitalario próximo por las lesiones que presentaba y ahora arrastra secuelas emocionales por el trauma que vivió en los minutos que duró la brutal paliza. Se trata, sin duda, de una muestra más de que la violencia se ha adueñado de las calles de Palma, sobre todo de noche, y que es necesario que la policía y los juzgados se tomen muy en serio la situación para evitar que siga degenerando. Antes, pasear por el centro de Ciutat, fuera la hora que fuera, no acarreaba problemas. De un tiempo a esta parte, sin embargo, todo ha cambiado y se están multiplicando los atracos con violencia.

Nada que perder

Muchos de los implicados en esta ola de violencia que vive la ciudad son jóvenes delincuentes sin nada que perder, que no dudan en utilizar una brutalidad innecesaria y gratuita para con sus víctimas, con tal y robarles todo lo que consideran de valor, sin tener en cuenta las secuelas físicas o psicológicas que dejan. La delegación del Gobierno en Balears debe dar cuenta de tanta violencia para que la plantilla de la Policía Nacional sea reforzada y se puedan establecer patrullas nocturnas.

La policía, desbordada

No hay que olvidar que la agresión que hoy publicamos ocurrió en pleno centro de Palma, una de las zonas que más vigiladas debería estar, y que cuentan con infinidad de cámaras de seguridad. El desprecio de los malhechores hacia las fuerzas de seguridad, sin embargo, es total, y no temen ser detenidos o enjuiciados, posiblemente porque creen que las condenadas serán leves. A la presión policial, pues, hay que añadir una mayor contundencia judicial, con penas duras para delitos graves.