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En la barriada palmesana de Son Gotleu, la crisis habitacional se traduce en trasteros y cuartos de bicis, de pocos metros cuadrados y sin ventilación, convertidos en minipisos que se alquilan por cantidades que oscilan entre 350 y 485 euros. Hay tantas familias desesperadas por acceder a una vivienda que este tipo de anuncios, que se publicitan en las redes sociales, tienen un gran éxito. Sin embargo, se trata de infraviviendas insalubres, donde proliferan los insectos y la suciedad se acumula y que no están acondicionadas para reconvertirse en viviendas. Los inquilinos se exponen a enfermar al vivir en esas condiciones. Además, algunos de estos nuevos residentes generan problemas de convivencia y de seguridad y se han registrado robos o hurtos.

Un problema que va a más.

No es ningún secreto que el problema del acceso a la vivienda se ha convertido en un auténtico drama en Mallorca, con precios desbocados y una oferta muy limitada. Ante este precario panorama, hay algunos desalmados que intentan sacar provecho de las familias más vulnerables y no dudan en alquilar trasteros como si fueran casas. Son habitáculos de entre 10 y 25 metros cuadrados, que se convierten en una lúgubre prisión para los inquilinos que no tienen más remedio que alquilarlos.

El caso de la Sareb.

El caso que hoy denunciamos se suma al que publicamos ayer: la Sareb ha dejado sin casa a 23 familias de la calle Sevilla, en la barriada palmesana de Son Dameto. El conocido como banco malo ha comunicado a estos inquilinos, entre los que hay mujeres embarazadas y niños, que tienen que hacer las maletas y marcharse el 17 de febrero. Muchos de ellos llevaban diez años en aquellos pisos y pagaban cantidades inferiores a los mil euros o un poco más. Ahora, sin embargo, se encuentran con alquileres de casi el doble. Y un mercado atroz.