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El alcalde de Palma, Jaime Martínez, anunció ayer que el Ajuntament ha adquirido la finca de Son Quint, junto a las urbanizaciones de Arabela, Son Xigala y Son Puig, y que será el punto de partida del futuro bosque metropolitano diseñado para la capital balear. Se trata de un ambicioso y necesario proyecto de Cort, que en estos tiempos de cambio climático, supone una firme apuesta por el medio ambiente y el ecologismo. La operación ha tenido para el Consistorio un coste de un millón y medio de euros y es de una gran importancia para Palma porque la finca, que acoge el Camí Real del siglo XIII que unía la ciudad con Puigpunyent, tiene dos millones de metros cuadrados. Se tratará, pues, de un pulmón verde para los palmesanos, es un área de especial belleza paisajística, que debía ser protegida a toda costa de los especuladores. De hecho, en los últimos años han sido muchos los intentos urbanizadores, aunque por fortuna Son Quint no ha sucumbido a esta dinámica. Además, al proyecto se añadirá, en un futuro, las canteras de sa Garrigueta y Can Rosselló.

Falta masa arbolada.

El histórico proyecto de la Falca Verda, que nunca ha llegado a ser lo que se esperaba y se ha quedado a medias, ya alertaba de que en Palma faltaba masa arbolada. En las últimas décadas, la construcción desatada ha urbanizado numerosas parcelas de la periferia palmesana y se corría el riesgo de perder la oportunidad de dotar a la capital de un necesario pulmón verde digno.

Apuesta clara.

Ahora, Cort, con la compra de Son Quint, apuesta por un nuevo espacio natural y por la protección de terrenos, en un proyecto que además contempla ampliar la cuña a Son Muntaner o Son Puigdorfila, otras dos zonas de especial interés paisajístico próximas a la finca ahora adquirida. Aún queda mucho camino, pero el bosque metropolitano de Palma es ya un proyecto consolidado. Y una gran noticia.