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Los vecinos de Pere Garau han declarado la guerra al alquiler vacacional ilegal, que se está extendiendo rápidamente por aquella barriada palmesana. La asociación vecinal ha hecho un llamamiento a los residentes para que denuncien los casos que conocen, a fin de atajar esta problemática. Y como muestra de la situación, un botón: solo uno de los pisos vacacionales que se anuncian es legal. Se trata de una incidencia que cada día cobra más fuerza en Palma y en el resto de Mallorca, especialmente en zonas costeras. Los afectados tienen razón al denunciar que esta degradación altera sus vidas y tiene una consecuencia muy negativa sobre ellos. De hecho, las fiestas que se celebran en estos domicilios generan graves problemas de ruido y son muchos los vecinos que no pueden conciliar el sueño por culpa de los veraneantes. También el trasiego continuo en los portales, o el arrastre de las maletas por las calles, altera el descanso de las barriadas, que poco a poco se van transformando en zonas turísticas fuera de la legalidad vigente.

Faltan inspectores.

Es cierto que la Administración tiene unos recursos limitados y que faltan inspectores para combatir esta lacra, motivo por el cual las plantillas deberían reforzarse de manera urgente, sobre todo en la temporada alta, cuando los anuncios de pisos vacacionales ilegales se multiplican en la capital y la costa.

Crisis habitacional.

El asunto, además, está directamente relacionado con la crisis habitacional que se vive en Balears. Los alquileres de casa son inasumibles para gran parte de la población y la venta de propiedades alcanza precios tan elevados que es muy difícil que los jóvenes acceder al mercado inmobiliario. La vivienda se ha convertido en el principal problema del archipiélago y la Administración tiene el deber de reaccionar y ofrecer soluciones.