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La migración irregular se ha convertido en un problema relevante para Balears, que según algunos expertos ha dejado de ser un lugar de paso hacia otros países europeos para convertirse en un destino. El drama humanitario y los datos, que deberían trascender del oportunismo político, revelan un crecimiento exponencial en la llegada de pateras y personas en situación irregular a las Islas. Según los datos a los que ha tenido acceso este diario, durante los ocho primeros meses de 2024 han llegado a las costas de Balears 125 embarcaciones con 2.037 personas a bordo. 170 de ellas son menores de edad.

La llegada de menores se duplica.
Lejos de la crisis que azota a Canarias, estas cifras han puesto a prueba a la administración y a los distintos servicios de acogida de Balears, que ya han colapsado. El Consell de Mallorca, a través del Institut Mallorquí d’Afers Socials (IMAS), lleva tiempo lanzando gritos de auxilio para poder gestionar la llegada de pateras con menores extranjeros no acompañados. Si durante 2022 se acogieron 83 menas y 180 en 2023, el número se ha duplicado en dos años ya que en la actualidad ya han arribado 170. De hecho, el IMAS acoje en la actualidad a 603 menores, de los cuales 303 son extranjeros no acompañados, más de un 50 por ciento.

Un coste inasumible.
Al margen de las infraestructuras que se necesitan para poder acoger a los menas, que también se encuentran desbordadas, el Institut d’Afers Socials cuantifica en más de 86.000 euros el coste anual por menor, unas cifras también económicamente inasumibles para las arcas del IMAS. La suma de todos estos aspectos está afectando negativamente al principal objetivo de la institución, que no es otro que integrar y formar a estos menores. En este escenario, es imprescindible la colaboración y cohesión entre Gobierno, Govern y Consell. Cualquier otra cosa significaría agrandar un problema ya de por si muy grave.