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Vuelve la Liga. El fútbol, como cada verano, llama a la puerta en una fecha extraña –en pleno agosto– pero que a la vez ya forma parte de lo cotidiano. Sin duda, los tenedores de los derechos audiovisuales han transformado para siempre este deporte y de paso han arrasado con viejas costumbres y clichés. Las televisiones son las que financian desde hace años este multimillonario espectáculo y lo han adaptado a sus parrillas. Es por eso que el campeonato arranca un jueves y la primera jornada se cerrará el lunes.

Los ingresos.

Los clubes, en su mayoría sociedades anónimas, no han tenido más remedio que asentir ante las normas que ha impuesto la televisión, aunque eso pueda ir en perjuicio de sus propios aficionados y abonados. De hecho, un porcentaje muy elevado de los presupuestos de los equipos se cubre con los ingresos audiovisuales, esenciales para su supervivencia y de la propia competición.

El Mallorca junto a la aristocracia.

El Mallorca, que volverá a competir en la máxima categoría del fútbol nacional, se estrenará el domingo en Son Moix ante el Real Madrid. El club bermellón, que tras una época de turbulencias ha logrado asentarse en Primera, parece vivir inmune a los latigazos de la televisión. Su número de abonados crece temporada tras temporada a ritmo de récord. La entidad anunció el lunes que había alcanzado los 22.058 socios, la mayor cifra a lo largo de su historia. Sin duda, este número deja en buen lugar a sus actuales gestores, cuya estrategia en el área social está dando excelentes resultados. Es evidente que la remodelación de Son Moix ha sido un argumento importante a la hora de fidelizar aficionados, pero también los resultados deportivos, producto de una política deportiva coherente y una propiedad con músculo financiero.