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Un centro de menores inmigrantes de Cala Rajada fue tiroteado hace unos días por parte de un supuesto clan gitano y ahora la Policía Judicial de la Guardia Civil ha abierto una investigación para aclarar lo ocurrido. Afortunadamente, no hubo que lamentar heridos, aunque las dependencias fueron evacuadas por precaución. Los investigadores han confirmado que el arma utilizada para disparar contra el centro, desde un coche en marcha, era una carabina de aire comprimido y de la media docena de tiros al menos cuatro impactaron en la fachada y las ventanas. Se trata, sin duda, de un incidente grave que acentúa la violencia racial que se está registrando desde hace unos meses en Mallorca. De hecho, no se trata de un altercado aislado. La furia contra los argelinos se desató inicialmente en la barriada palmesana de Son Gotleu, donde se llevó a cabo una manifestación vecinal, y finalmente los magrebíes decidieron marcharse, por temor a represalias. La violencia se propagó después a s’Arenal, El Molinar y La soledad, y ahora a Cala Rajada.

Respuesta policial.

En todos los incidentes, la respuesta de la Policía Nacional y de la Guardia Civil ha sido inmediata y se han practicado numerosas detenciones o imputaciones de implicados. Los dos Cuerpos de seguridad siguen muy de cerca la tensión entre clanes gitanos y grupos de argelinos, para evitar enfrentamientos directos o batallas campales entre ellos.

No se rebaja la tensión.

Sin embargo, pese al operativo policial, que está siendo muy profesional, la tensión no se rebaja. Además, no hay que olvidar que en algunos casos los choques vienen precedidos porque grupos de delincuentes luchan por imponerse en determinadas zonas de la Isla. También hay un trasfondo de control del narcotráfico, por lo que no siempre los estallidos tienen que ver con supuestas tensiones raciales.