La catástrofe de la DANA, que se ha cobrado ya la vida de 158 personas, es una consecuencia directa del cambio climático, que es una realidad y no tiene ningún sentido negar. Los expertos apuntan a que la sequía y el calentamiento global, junto con la polución desatada y una presión demográfica inasumible, nos han condenado a sufrir una serie de fenómenos meteorológicos extremos, como el que ha azotado esta semana la Península y el lunes se dejó notar con fuerza en Porto Cristo. Las DANA, que antes eran conocidas como gotas frías, serán cada vez más frecuentes y devastadoras y las autoridades deberían adelantarse a sus consecuencias. En el Gobierno y las comunidades autónomas faltan científicos que aconsejen a los políticos y sobran asesores sin formación alguna. También ha llegado el momento de afrontar un debate complejo: ¿Están nuestras infraestructuras –muchas de ellas obsoletas– capacitadas para aguantar estas tormentas huracanadas?
El cambio climático y sus consecuencias ya están aquí
Palma01/11/24 4:00
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