Para analizar la vida política conviene siempre fijarse mucho más en lo que acontece que no en lo que dicen los líderes de los partidos que pasa. Por ejemplo, la situación en Cataluña al decir de Pablo Casado y de Albert Rivera es de insurrección revolucionaria, y te vas al Principado y no ves nada de eso por ningún sitio. Sí, es verdad que algunos días hay protestas y enfrentamientos con la policía, en Barcelona. Pero como si eso fuera novedad. La capital catalana tiene una larga tradición de este tipo de diversión de los jóvenes anarquistas y adheridos. Absténgase el lector del motivo que se dice que les empuja ahora y bucee en los medios de comunicación de los últimos veinte años y verá cómo se reproducen cíclicamente los incidentes, casi calcados. Nada nuevo, pues, excepto que las antiguas banderas negras - o negras y rojas - de los ácratas ahora se han sustituido por las burguesas enseñas a la cubana de la estrella solitaria en un triángulo que corona las cuatro barras rojas sobre fondo amarillo.
Sánchez, Torra y la negociación
24/12/18 16:37
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