¡Qué fácil es vivir!

Por Carnaval disfrázate, como manda la tradición. Pero hazlo sin pensar, solo para complacer al sistema y sentirte parte del colectivo humano que hace lo mismo. Por Halloween disfrázate también. De fantasma. De bruja. De calabaza. De esqueleto. ¡Qué más da! Haz el Truco o Trato con los más pequeños. Cómete las uvas mientras suenan las doce campanadas de Fin de Año, bebe champán y come turrón por Navidad. Aunque lo detestes, hazlo. ¡Qué fácil es vivir! Sopla las velas en los cumpleaños. Celebra las victorias de tu equipo. ¿Eres del Barça o del Madrid? Habla de política en las reuniones familiares, con tus amigos… Debes decir: todos los políticos son iguales y ellos tienen toda la culpa. Aunque no sea cierto, eso hará integrarte en las conversaciones. ¡Qué fácil es vivir! Abrígate en invierno. Y en verano, ásate de calor en las playas masificadas y conduce durante horas por esas carreteras masificadas que te llevan a esas playas masificadas donde no cabe ni un alfiler más, donde las aguas son de plástico puro. Aunque eso no te guste, hazlo. Cumple las normas. Todas. Trabaja duro, da las gracias por tener un trabajo y no pienses en la pensión ridícula que nos va a quedar cuando no seamos productivos. Hazlo sin pensar. Así es mejor. ¡Qué fácil es vivir! Pero qué difícil es hacerlo desde la razón pura, entendiendo mínimamente qué es la vida y qué fue lo que vinimos a hacer aquí, siendo respetuosos siempre con nosotros mismos, con los demás y con nuestra querida y mutilada madre Tierra, ¿no creen?