La yegua de la noche, en inglés nightmare que significa pesadilla, es un animal mítico que como su nombre indica provocaba espantosos sueños nocturnos, sobre todo a mujeres jóvenes. Ignoramos si los estudios de género la han tenido en cuenta, pero nos tememos que no, porque si bien hasta el siglo diecinueve eran muy abundantes, en la actualidad se trata de una criatura legendaria en peligro de extinción. No porque ya no haya pesadillas; lo que escasea son yeguas nocturnas. Shakespeare habló de ella, y también el romántico Víctor Hugo , pero la yegua de la noche más famosa es la del pintor manierista Henry Fuseli (Heinrich Füssli), contemporáneo de Hoffmann , que se obsesionó con esa yegua sobrenatural y la pintó varias veces con idéntico título: Nightmare . Pesadilla. En el primer lienzo una mujer voluptuosa duerme con la cabeza colgando fuera de la cama en violento escorzo, y sobre el estómago tiene sentado un íncubo con expresión absorta y rencorosa, que le oprime el pecho y le provoca pesadillas. Probablemente sexuales y no consentidas, porque eso es lo que hacen los íncubos. La yegua, negra y con los ojos en blanco, sin iris, contempla la escena desde el fondo. En el segundo cuadro el escorzo de la mujer es aún más dramático, con medio cuerpo retorcido fuera del lecho (tampoco está consintiendo), el íncubo parece más maligno, y la yegua es blanca, como sus ojos ciegos. Lo importante en ambos casos es que esa yegua de los sueños no hace nada, salvo dar nombre a la pesadilla. Nightmare . Los íncubos, que a veces se sientan encima de cara a la durmiente y a veces, en fin, en sentido contrario, son los que realmente generan pesadillas. Total, que unos tienen la fama y otros cardan la lana. Y si ahora, queridos niños y niñas, hablamos de la fabulosa yegua de la noche, es porque ya sólo deben quedar una o dos. Las de Fuseli. Había millones en el mundo, y se han extinguido igual que los dodos. El mundo es más feo, más inhóspito. Pesadillas hay más que nunca, pero son climáticas, tecnológicas, culturales. Todas muy consentidas. Ni las pesadillas son lo que eran. No hay demonios, ni seres oníricos. Sólo animales racionales. Quién sabe dónde estará la yegua de la noche.
Fábula de la yegua de la noche
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