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En momentos tan confusos y confusionados como el que nos toca vivir ahora mismo, siempre es bueno volver los ojos hacia el arte y la cultura en general. Y si hablamos de arte y cultura relacionados con nuestra Isla, siempre es bueno volver los ojos al gran Joan Miró , quien apreció estas Islas mucho más que muchos de los nacidos en ellas (quienes fueron capaces de destrozar con horripilantes edificios el precioso entorno donde todavía hoy se alza su fundación) y que vuelve a ser noticia por la subasta de pinturas suyas que pertenecían a su amigo André Breton .

¿Y qué es lo que tienen de particular, aparte del precio y de esas cuestiones mundanas? Pues que una de ellas, titulada escuetamente Peinture y datada en el año 1925, es un autorretrato esquematizado del propio Miró, que se representa a sí mismo mediante poquísimas líneas, pero cuyos trazos más relevantes forman la inequívoca figura de un atributo genital masculino cuyo estado de erección se ve intensificado por las líneas fecundantes que de él parten y que demuestran tanto su voluntad de fecundación respecto a todo lo que le rodeaba como su culto a un desbordado (y representado) Eros, al que los surrealistas comandados por el mencionado Breton (a quien el pintor acababa de conocer en esa misma época) rendían culto de diversas y diferentes maneras.

Así pues, y sean los tiempos que sean, claro queda una vez más que lo importante sigue siendo lo importante y esencial, más allá de especulaciones económicas y financieras o de situaciones (directamente vacacionales o no) pero que muy rocambolescas…