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Un artículo editorial del diario El País titulado 'China marca el paso' publicado el pasado día 5 acusaba al presidente Xi Jinping de aglutinar todo el poder en estos últimos cuatro últimos años y de haber destruido el sistema de libertades de Hong Kong. También criticaba que Pekín mantenga bases navales y una actividad agresiva en las disputadas aguas del mar de China meridional, así como su acercamiento a Irán, que tienen conflictos abiertos con Washington; o la represión sobre la minoría uigur de Xingiang. Por eso, el artículo concluía que es necesario frenar a China en su ascenso como superpotencia porque tiene, además, una estrategia precisa para imponer su sistema autoritario, e incluso ofrecerlo a los dirigentes liberales de otros países, quizás incluso en Europa.

Lo que publica este diario es lo mismo que piensa el ‘imperio yanki'. Vaya cinismo e hipocresía.

China, dirigida por el Partido Comunista, está fabricando un nuevo orden mundial sin injerencias ni presiones políticas, económicas, religiosas y mucho menos militares. Respeta los asuntos internos de todos los países. China no invade a sangre Afganistán, Irak, Libia, Siria,... como Estados Unidos. Ni se dedica a implantar bloqueos genocidas en Cuba, Venezuela o Irán. No compra ni secuestra ni roba cerebros científicos: China los fabrica.

El gigante asiático, en menos de 40 años, ha pasado de ser un país subdesarrollado, con cientos de millones de pobres, a estar a punto de alcanzar la primacía mundial. Que Estados Unidos se queje entra en la lógica; que El País le haga el juego, no.